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24 abril, 2017



LA INTELIGENCIA... Evolutiva.

(Cuando una gran sequía estuvo a punto de exterminarnos... )

.. Este Blog, desde sus inicios, ha tratado de andar el recorrido de la Historia de las ideas, al menos de las básicas. Desde que comenzaran a emerger entre un puñado de primates refugiados al sur de Äfrica, hace casi 200.000 años: Hoy sabemos que las oscilaciones gravitacionales del sol en los vaivenes de nuestra galaxia, cada 20.000 años -más o menos-, alteran la inclinación del eje de nuestro planeta y el régimen de lluvias en África; provocando, literalmente, enormes desiertos. De ese modo, hace unas diez oscilaciones o vaivenes, un grupo de nuestros antepasados directos -sólo unos centenares, según la huella genética de ese cuello de botella-, pues... quedó aislado, precisamente, cuando nos estábamos convirtiendo en homo sapiens, o viceversa. (Intentamos la primera salida de Africa, en la gran sequía de hace unos ciento veinte mil años, con poco éxito; para lograrlo hace unos sesenta mil años, al segundo intento: alcanzando todos los continentes, hasta navegar la última glaciación por o sobre el hielo de Bering, y entrar en América hace unos quince mil años).
Durante ese largo período (1), sapiens vivió en estado de naturaleza: podía sacar filo de una piedra, de manera no muy diferente a como una nutria la usa para beneficiarse unas almejas. Comenzó usando su cerebro-mente de manera muy elemental: procesaba una especie de pensamiento mítico; pero ese cerebro albergaba cerca de un billón de células -casi cien mil millones de neuronas- y una cantidad fabulosa de sinapsis (2). Semejante capacidad, constituyó la más formidable herramienta o realidad evolutiva en la historia de nuestro planet; con la que sapiens, enfrentado al desafío de sobrevivir -de adaptarse- a tal alternancia de períodos cálidos y glaciaciones, respondió con lo que hoy llamamos tecnología: de la piedra, la madera o las pieles hasta... la física cuántica o el mapa tridimensional del universo en la pantalla de un ordenador o de un teléfono.
El cambio comenzó a acelerar exponencialmente: hace algo más de diez mil años, tras la última glaciación, dejamos de ser sólo naturaleza y desarrollamos la Cultura... la Condición humana. Finalmente, hace tres milenios, esa Cultura, como en el relato del Mito de la caverna, comenzó a alejarse de las sombras, tras la luz o la Ilustración.(3).
De manera que, hace aproximadamente dos milenios y medio, en China y en Grecia, la humanidad comienza a salir de esa caverna, a romper con aquel pensamiento mítico y... entonces, Lao-Tsé formula las primeras preguntas, y la  respuesta fue el Tao (Tao Te King), un camino o cambio vital permanente, que -aun crípticamente- expresaba una especie de dialéctica de la naturaleza: el yin y el yan, a través de cuya interacción se trataría de alcanzar el equilibrio, y de imaginar -como sus contemporáneos griegos- las primeras hipótesis cosmológicas (4) sobre el origen del Universo. Su compatriota y más o menos coetáneo, Confucio, sin embargo, representa el contrapunto con la estabilidad, la codificación de las normas y la filosofía moral, desde las más antiguas tradiciones chinas.
Pero, mientras esa primera tradición china continuó moviéndose sobre los mismos supuestos, casi en el mismo siglo, desde la caverna de Platón, emerge la más exitosa aventura intelectual de la humanidad: Aristóteles inicia el método, la lógica o el saber que ha de ser demostrable, repetible y "mathema" o enseñable. Aunque... puede que el pensamiento mítico quizá nunca nos haya abandonado del todo -en realidad, siempre será paradigmático para el arte y la expresión humanos-. El mismo Aristóteles, al final de su vida: "Cuanto más solitario y abandonado a mí mismo me he ido volviendo... más amigo del mito". Y, seguramente, nos acompañará hasta nuestro propio final... es o está en nuestro sentido poético, es el contrapeso de la dura realidad.
Durante dos mil años, Occidente -entre el mito y la ciencia- siguió los vaivenes de su historia, hasta el despegue final de la Ilustración -Aufklärung, o Enligthen o Ilustration: siempre la luz, la claridad del espíritu-. Tan claro, como lo vio Galileo, los sentidos o hasta la propia razón podrían engañarnos; de modo que Descartes, Spinoza, Newton o Voltaire pusieron en marcha otra revolución del conocimiento, como paradigma y método de la moderna ciencia: Ya no es suficiente la mostración o el silogismo de la primera lógica de Aristóteles; lo cual que Kant postula su teoría del conocimiento: el "yo pienso" es lo que hace que algo sea objeto, es decir, que por ese acto mío cobra realidad (transcendental). Por tal acción, la evidencia aristotélica, deja paso a los principios (fundamento u origen) de inteligibilidad, a la estructura formal -la lógica- del entendimiento. Así, conocer es subsumir un objeto dado en un concepto del entendimiento (5). Hasta la primera mitad del siglo XX, esa fue la matriz más o menos ideal del conocimiento... y, desde esa visión de la realidad del mundo y de la mente, se desgajó, como disciplina independiente la psicología. Entonces, Husserl busca transcender la concepción del 'espíritu objetivo', o del mundo de las ideas, elaborando una fenomenología más cerca del mundo natural; pero, sobre todo, que exprese la esencia misma de la realidad y de la conciencia. Se trata de acercarse al fenómeno, como "simplemente lo que es manifiesto en tanto en cuanto es manifiesto"; de modo que, toda conciencia es conciencia de algo: el fenómeno. Cuando el yo se enfrenta a la realidad, a la totalidad del mundo, la reduce a la condición de fenómeno, tratando de reducir ese mundo a puro fenómeno que aparece en mi conciencia (6): se ha reducido lo fáctico a lo eidético, como una representación del mundo (lo fáctico)  en mi conciencia (lo eidético). Y, finalmente, la gran pregunta: si la actividad mental piensa, siente, tiene emociones, recuerda... ¿QUÉ ES LA CONCIENCIA? Pues... un mero darse cuenta de algo. Lo que significa, quizá, la explicación de cómo se llega a ese darse cuenta; pero no en qué consiste tal darse cuenta. Es la intencionalidad -noesis-, según la cual, la conciencia es algo que sólo lo es de otro algo -noema-. No es una correlación subjetiva de esa conciencia, es una vivencia intrínseca y a priori, respecto a su objeto. La conciencia funda desde sí misma la manifestación de su objeto. (El responsable de todo el embrollo: un tal Kant, alemán, claro).
La fenomenología, de esa manera, establece la intención o acto de conocer (noesis) lo que se conoce o contenido (noema), pero queda enfrentada al problema, probablemente, irresoluble -quizá metafísico- de la autoconciencia: el 'algo otro' -manifestado-, vuelve a ser la 'conciencia misma'.
Así pues, Sapiens sapiens, a estas alturas de la evolución de la inteligencia, se encuentra -en plena singularidad- ante una imagen nueva en el espejo: el análisis de la autoconciencia, algo así como un argumento circula, pues sabe que sabe.
La respuesta se producirá con un cambio del paradigma científico desde mediados del siglo XX, por la acumulación y retroalimentación de una serie de disciplinas científicas o herramientas, como el exágono del conocimiento o interacción de Filosofía, Psicología, Inteligencia Artificial, Neurociencia, Antropología y Lingüística que, juntas, suman mucho más conocimiento que las seis: es un salto exponencial, otra visión de la realidad...
La Filosofía -los saberes-, busca trascender en una nueva formulación de la Teoría del conocimiento, enlazando con las variantes de la Psicología cognitiva. y con la Neurociencia; que, a su vez, lo hace con la Inteligencia artificial; lo cual aparecen la Sociobiología..., la Lingüística de Saussure o la Semiología de Barthes, que proponen la doble estructura -sintagma/paradigma- del lenguaje; pero Levi-Strauss postula que ese modelo estructural se expresa, igualmente, en la organización de los grupos sociales o en los lenguajes del arte; Chomsky va más allá, aún (7), y afirma que las estructuras sintácticas del lenguaje tendrían una base codificada en el genoma: del mismo modo que éste activa, al nacer o poco después, las emociones y sentimientos.
Entretanto, acontece esa verdadera revolución del conocimiento, Xavier Zubiri (8) -al modo de su maestro, Ortega y Gasset- trata de fijar las circunstancias concretas, y no otras, en que se dan el inteligir, la realidad y los sentidos. Esa intelección nos instala en la realidad, como en una inmersión o enraizamiento. Zubiri es consciente de la dificultad de las palabras para expresar esa realidad, algo diferente, en ocasiones; tiene claro que para el idealismo el conocimiento no gira en torno al objeto, sino en torno al sujeto conocedor que "informa" con sus categorías al objeto; pero hoy las preguntas serían: ¿Se me impone lo real o yo lo impongo con mis categorías subjetivas? Es decir, para que algo sea patente en el hombre: ¿Éste, tiene que actuar o... espera recibir las sensaciones de las cosas? ¿Cuál es la diferencia entre datos buscados o datos aprehendidos?

Llegados a este punto, aunque Zubiri es consciente de la necesidad de ir a la raíz de manera directa, sin representaciones de teorías, sin intermediarios. Entonces...
"Los tiempos están cambiando" -cantaba Bob Dylan-. Y Lyotard saltaba de la metafísica  a la metarealidad: era el tiempo de la postmodernidad, de la voladura de... referentes. 
Con la autoconciencia, decíamos,  Sapiens sapiens se enfrentaba a la singularidad.  Lo cual, para inteligir el estado de nuestro asunto, será preciso formular un nuevo paradigma:
"LA INTELIGENCIA... artificial". 

Mañana, será otro día.



(1) Un segundo, si la vida del universo la midiésemos como un día de larga; o tres, de la vida de la tierra.
(2) Conexiones entre las neuronas, comparables a petas o exabytes o flops: lo que quiere decir magnitudes entre billón y trillón. (El profesor de Genética, David Bueno, estima que unos 200 billones con B. Un milímetro cúbico alberga más de cien mil neuronas, con unas diez mil conexiones cada una, y según el profesor Seung de Princeton, el intento de replicación electrónica de un cerebro
 o "conectoma", si se consigue, nos llevará todo el siglo. Lástima, perdérnoslo).
(3) La Dialéctica de la Ilustración: Adorno, Horkheimer y otros (Escuela de Frankfurt).
(4) En su cosmología, como en la de de la de Spinoza: la cosa en sí sería la esencia infinita de la naturaleza, o Tao primordial.
(5)  El entendimiento admite que los objetos son cosas reales, en sí (noúmeno). Y los conocemos en tanto que se manifiestan (fenómeno): de no ser así, se habría de admitir que hay un manifestarse sin algo que se manifiesta.
(6) Hay muchas realidades rojas en el mundo: grandes, lejanas, próximas, menos intensas, soñadas o imaginarias; la reducción eidética, consiste sólo en la idea de lo que todas tienen en común: lo rojo.
(7) Un joven Noam Chomsky, a finales de los cincuenta, enunció La Gramática generativa como una realidad con base genética que, a partir de los siete meses activaba al lenguaje en los niños: ma-ma-ma, ta-ta... que recogían en el ambiente. Incluso acertó, equivocándose, en la relación de esos fonemas ambiente con su desarrollo universal o en cualquier idioma. Cosas de los genios.
(8) La Inteligencia sentiente.