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23 enero, 2016



¿ANTISISTEMAS... O RENEGADOS?

Es un dilema que por actual no deja de ser antiguo. La vieja Iberia fue desde el paleolítico un rompeolas donde se acababan encontrando gentes de las siete cepas -según afirman los antropólogos físicos- de las que descendemos todos los europeos. Las que llegaban por el Mediterráneo, por el Atlántico o por el continente. Quizá ello explique mayor divergencia y, por ende, más enfrentamientos que en otras zonas del continente con poblaciones más homogéneas. Puede que sólo los Balcanes hayan sufrido algo similar. En cualquier caso, desde el final de la edad del Hierro, la Península es teatro de conflictos geopolíticos de una frecuencia inusual en Europa:  "Roma v Cartago", " Guerra civil de Sila v César", "1er intento de desembarco de norteafricanos en tiempos de Adriano", "Invasiones Godo-germánicas", "Invasión de Árabes y norteafricanos", "Enfrentamientos entre religiones, agravados desde desde s. XIV", "3 Guerras civiles en s. XIX" y "1 Guerra civil en s. XX". Seguramente, un curriculum inigualable en toda Europa. Diferentes pueblos o naciones europeos han sufrido conflictos, guerras o invasiones, con más frecuencia que otros, pero es que la vieja Hispania constituye un caso único en Europa: pasar de potencia hegemónica a poco menos que un condominio de sus viejos rivales fraco-británicos.
Tal descenso fue el reverso de una cadena de despropósitos históricos, una especie de inveterada manía de pegarse tiros en el pie: la Monarquía hispánica no atina a resolver el conflicto entre las tres religiones del libro, lo que acaba en las expulsiones que dejaron parte del territorio convertido en auténtico páramo, al tiempo, que la otra parte era, literalmente, arruinada por la política de los Habsburgo ; entretanto Francia -nos cuenta Voltaire, con todo detalle- sale de una auténtica guerra civil religiosa convertida en una potencia exultante. Los palacios del Louvre o Versalles podrían resultar, aun más que excesivos, en los tiempos miserables del Buscón o de los autos de fe. En Britania los enfrentamientos llegaron a costarle el cuello al mismísimo rey, pero entran en el s. XVIII rozagantes, a comerse el mundo; no importó la jornada de don Blas de Lezo, se quedarían igual con el dominio de los mares y del comercio, para  lanzar, consecuentemente, la era industrial. Al final de ese período un rey cabestro y un príncipe felón perdieron la Marina y el Imperio de España; mientras, los gabachos de Bonaparte, en la retirada de Madrid, se podían permitir hasta arrasar la poca industria local -la fabrica de porcelana del Retiro, por ejemplo- para ahorrarse competencia futura. Parecería -más allá de la circunstancia del momento- el enfrentamiento de un ciego con un jugador con buena visión de futuro. Del XIX, mejor ni hablar, del empobrecimiento al despojo final: una piña de enajenados peroraba en la carrera de San Jerónimo, incluso lanzaba bravatas, mientras los yankees acumulaban una potencia militar-industrial que dejaría en pañales al Imperio británico. Ahora es bien conocido que, por el 98, ellos estaban a punto para producir automóviles o líneas de teléfonos, por millones/año, y producciones de acero, electricidad o líneas férreas, que no las rozaríamos, ni siquiera, hasta un siglo más tarde. Pero las bravatas e insensateces, decíamos, en la Carrera de San Jerónimo, casi se oían en Cuba.
Pues bien, con esos antecedentes, una banda de iluminados, o quizá más de una, nos quieren volver donde solíamos. Sí, después de la salida del último episodio negro de esa serie, y de una transición, tenidas por modélica por propios y extraños, nuestros viejos demonios familiares vuelven a aparecer, es como si no hubiésemos aprendido nada ¿Cómo es posible que la indignación de tanta gente sea aprovechada por unos pringaos con dinero sucio venezolano-iraní, o que los antisistemas en Cataluña sólo alcancen a sostener a los hijos putativos o carnales del tan poco honorable Pujol?
Sería una frivolidad que nos saldría carísima: los politólogos de moda que han sido tan listos como para engañar al mismísimo J. Stiglitz, sin  embargo, por carecer, hasta carecen de un programa económico viable o algo que se le parezca. Por eso comenzaron por la desvergüenza de prometer subsidios -que no salarios, o empleos- universales, que alcanzarían el monto, o quizá habría que decir el monte, de la friolera de un cuarto de billón de € ¿Es que se ha vuelto gilipollas este país? ¿Es que sus economistas, que también los tienen -¡Hay que joderse!- y que han ido rebajando la cifra, mientras iban virando para meterse en el caladero de PSOE; también están gilipollas?
No es posible que se olvide que el famoso régimen del 78 fue el período de prosperidad y avance más largo de nuestra historia, y que la llegada de esta piara (en lo intelectual, puede que, por otra parte, sean muy limpios para lo suyo) de insensatos al poder, tendría un efecto devastador sobre la economía española ¿Es que tanta gente indignada no alcanza a ver que la economía a la venezolana, que nos traerían, arruinaría el país para décadas si Europa no lo remediase? ¿Es que la mayoría silenciosa -digámoslo así- vamos a permitir que ellos permitan desmontar España, para que nacionalistas -a lo antisistema, pero burgués- catalanes o de otras layas, construyan su finca en una Unión europea, cuya lógica -eso, de UNIÓN- es totalmente contraria; y que no puede permitir que se abra esa caja de Pandora?
PEDRITO DEBERÍA DE ANDASE CON CUIDADO CON EL LOBO.
Lo suyo, lo personal, después de todo, es lo prescindible.

04 enero, 2016



LOS NUEVOS CATALANES


Son la clase de moda, hoy en día. Según parece, son los sobrinos de 'pijoaparte', que llegaron a la Universidad. Después del fatal período de Montilla y del triste final -político- de los Maragall, el mundo de la barriada se ha hecho, finalmente, mestizo; pero de un mestizaje, más bien, ideológico o de tercera generación: son los nietos de las gentes que llegaron al arrabal después de la guerra, sus padres, ya compraron el piso en décadas de letras, y, ellos crecieron en la cultura de barrio entre el PSC, la UGT y las 'modernas' macrosalas rocieras.
Pero ese mundo que comenzaba, por fin, a golpe de inmersión, a ser bilingüe: se dio de bruces con  la madurez y con la crisis o gran recesión. En realidad, era un mundo bastante alejado de la Puerta del Sol, y aunque también participó de aquella indignación, por el otro costado, estaba al alcance del ojo de lince de Esquerra Republicana de Catalunya. La mentada madurez consistía en que, ya no eran tan diferentes de los catalanes 'pata negra', al menos, de los  de a pie; así que no sólo les abrieron la puerta, sino que les hicieron ver que, como en todas las crisis -además del agit-prop social- la otra salida es coger la escalera o, mejor aún, el ascensor social. Y lo cogieron ¡Vaya si lo cogieron!
El final del tripartito fue la señal: Esquerra, que no había sido precisamente leninista, ni demasiado activista, renovó su dirección y desde los ayuntamientos comenzó a tejer la recluta. La cuerda catalanista del PSC se tornaba nacionalista, las Gelis ya no eran una corriente, eran una especie de caballo de Troya, o de suicidio, del socialismo catalán. Y, así, fueron naciendo organizaciones como SÚMATE: "ENTIDAD INDEPENDENTISTA DE CASTELLANOHABLANTES". (No más de cuatrocientos náufragos y ex-concejales del PSC y vecinos.) Una especie de oxímoron político, pero muy eficaz en romper la dinámica charnegos/nacionalistas. Con ojo de lince, Esquerra, había descubierto la transversalidad, como herramienta, para la recluta de votos y cuadros del otro campo, tratando de conseguir, así, romper el equilibrio alterno entre elecciones autonómicas y legislativas. Y de tal aquelarre fueron saliendo pájaros de cuenta, sin cuento: Gabriel RUFIÁN, ex-empleado que, al parecer, trabajaba en selección de trabajadores -o sea, los listeros de antes, que no daban palo al agua- en Santa Coloma de Gramanet, enseña de la Catalunya metropolitana y, ahora, mestiza. Ese RUFIÁN, consigue, nada menos, que ser cooptado como número uno de la lista de ERC al Congreso y no poca notoriedad mediática e, incluso, social. Para que luego digan que 'Roma no paga traidores'. Los RUFIANES, o los SÚMATE, son gente moderna, sin complejos, se diría ahora, que presume de no tener que hablar catalán en el Ayuntamiento, aunque sí en el Corte Inglés: Listo que es el Junqueras. Así se va trabajando los bocatas de  Sociatas y Convergentes, o lo quede...

Estos días el 'órgano oficioso de prensa nacionalista', publicaba una perla impagable:
-Muchas veces me dicen: es que yo soy español.
-Yo también, yo también. Pero quiero dejar de ser primo...
El 'angelito' que no para de contarla es Eduardo Reyes que, a punto de jubilación, fue empresario de las mayores salas rocieras de Cataluña en Sant Andreu de la Barca. Ahora preside SÚMATE. Pero el que de verdad manda dentro de ese caballo de Troya es 'el Chino', Alcalde de Sant Vicenç dels Horts, protagonista, nada menos, del video: "SENTIRSE ESPAÑOL Y QUERER LA INDEPENDENCIA".
Por si son pocos, aun falta MAE, acrónimo de Miguel Angel Escobar: desde la UGT y PSC, a número uno de los Convergentes en la lista del Senado. 
Hay más, muchos más, pero son un buen botón de muestra de lo que nos dejó la crisis, entre reconversiones, tenencias y alcaldías, recolocaciones y candidaturas. Aunque lo llamen transversalidad, no es otra cosa que el trampantojo tras el que ocultar las vergüenzas de haber renegado, de cambiar de bando. 
'Vendíos' y mala gente. Malos tiempos para Cataluña. El lugar común resulta fácil ¿Qué se fue de aquella Barcelona que vivían García Márquez o Vargas Llosa? ¿Cosmpolíta? Pues no sé yo si... la quieren sacar hasta de Europa. Dicen que son unos cuantos -cuperos- "antilamadrequelosparió": dos bloques de 1515 cada uno ¿Cuántos?