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31 agosto, 2016



GUSTAVO BUENO Y MARIO BUNGE


Tanto monta...


Vendrían a ser los dos pensadores  más notables del mundo hispano en el último siglo; pero comparten más: llegan a nonagenarios fecundos, creciendo de la misma raíz: Baruch Spinoza, padre conocido del Materialismo moderno (1).
Baruch, para lo que interesa al enfoque de este artículo, buscó una ÉTICA DEL CONOCIMIENTO (2), formulando el 'Tratado para la reforma del entendimiento', que tendía una especie de puente entre Descartes o Huarte de San Juan y la Ilustración, y lo hace en  'more geométrico demonstrata', es decir, concebida en el modo demostrable que Aristóteles exigía, y no  a  partir de misterios religiosos: Para Baruch, pues, dios es (el) todo, es la naturaleza de... lo realmente existente o la realidad del 'universo-mundo' (3).
En una palabra: Descartes, Galileo, Newton, Locke y Voltaire, son padres y abuelos, si se quiere, de la modernidad científica; pero en el eje del mecanismo que movió la revolución científico-técnica, también figuran los nuestros, los hispanos. No hay leyenda negra anglo-holandesa que valga: el quid de la cuestión, la concepción que desató el nudo, fue la idea de la realidad y del qué y el cómo, que inicia Baruch, y en la que en el último siglo figuran:  Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Antonio Damasio y... Gustavo Bueno y Mario Bunge. Claro está. (Contaba Thomas de Quincey, en su ensayo sobre héroes o grandes hombres que, con frecuencia, el reconocimiento estaba más en función de su nacionalidad que de su obra).

Mario Bunge, desde el mismo credo que Gustavo Bueno, ofrece un contraste vital -de actitud o carácter- con éste: la formulación materialista -monista-, de ambos, es similar, pero los modos difieren notablemente.
La formación base de Bunge es en Física teórica y Matemáticas, lo que quizá contribuya explicar los matices filosóficos. Ambos se interesan por la Ontología (el ser y sus propiedades), y la Gnoseología (teoría del conocimiento y su reglas); mientras rechazan lo que consideran pseudociencias: el psicoanálisis, la homeopatía, el existencialismo o, en particular, la jerga ser-tiempo fenomenológicos, de Heidegger. No, a Mario, lo que le pone es la realidad cuántica.
Su propósito es estudiar desde un enfoque sistémico -o de la teoría general de sistemas- la realidad material, la lógica, la matemática y la ciencia actuales. Como físico teórico comienza por fijar la primera posición metodológica, y lo  hace en la misma trinchera que G. Bueno y  que J. Monod, la del principio de "Causalidad" (1959): " ... las dos categorías principales de la física cuántica -el azar y la necesidad- aparecen, se manifiestan, simultáneamente. Las ecuaciones fundamentales, pues, no son ni probabilistas ni estrictamente causales" (4).
Bunge (5), formula una Ontología -diríamos spinoziana- paralela a las categorías de Bueno. Se define como 'monista pluralista': considera varios niveles de organización de la realidad, siempre material: "... el físico desde las partículas elementales -fotones-, el químico de combinación de átomos en sustancias moleculares, el biológico o de moléculas que forman células ya con vida, el psíquico de agregados de células donde 'emerge' algún tipo de comportamiento de respuesta o de consciencia, el social en el que se relacionan esas entidades emergentes, o... incluso, el tecnológico, realidad material con una lógica independiente". Lo que ocurre, es que esa 'emergencia' entre niveles, no es siempre del mismo tipo; además, la materia presenta -espinozianamente- en esos finitos modos o categorías, infinitos atributos o maneras de producirse... En la escala de la vida y de la consciencia, los saltos no siempre fueron igual de lentos o de radicales ni, si quiera, acabamos de conocer su sentido.

Pero las coincidencias, entrambos materialistas, acaban en la crítica al 'materialismo' formulado en el DIAMAT soviético, Bunge lo somete a una especie de falsación para negar el carácter general o universal de la 'dialéctica' como sistema. Y, a partir de ese punto, rechaza el carácter sistémico de la 'dialéctica', incluso en su percepción de los saltos cualitativos o el rechazo del fijismo; más bien quiere situar los conflictos fuera de una teoría de la lucha. Entiende que, en la realidad, además de la lucha se da, igualmente, la cooperación, Pero, al cabo, niega la relación dialéctica entrambas: "... en la vida social no ocurre sólo el conflicto: hay tanta cooperación como conflicto, pues cuando uno de los actores consiga en cierto nivel sus objetivos, entonces, el otro dejará de cooperar y se opondrá, de manera que sostendrán un cierto equilibrio". De hecho, llegó a elaborar un modelo matemático, al respecto, pero con todos los respetos, esa realidad, no deja de parecer 'dialéctica'. Quizá sea, pues, una cuestión semántica. Bunge se defiende, arguyendo ¡Todo es dialéctico! Lo que le parece un empobrecimiento, pues prefiere la teoría de los juegos, pero le ocurre que parece olvidar una regla dialéctica básica: 'la síntesis resultante del enfrentamiento de dos tesis contrarias, se convierte en una nueva tesis o 'momento' no negativo'. O puede que su percepción puramente conflictiva de la 'dialéctica', en el fondo, no responda a una realidad semántica, sino de carácter: llega a parecerle que formular toda una ontología del conflicto, puede hacer que la gente crea que toda guerra es inevitable... Si aún pudiésemos retornar a Niembro, Bueno lo rebatiría... Después de todo, Bunge le parecería 'reformista', pues opina que: "Hay dos maneras de conseguir el progreso, una es por reformas progresivas y otra es por revoluciones, claro que no toda revolución es progresiva"

La Física cuántica, el horizonte de Bunge -algo más allá de la Vetusta ciudad de Bueno-, nos propone un salto imaginativo asombroso en la inteligibilidad del mundo: partículas más rápidas que la luz, o instantáneas... desde o hasta las antípodas del universo, enlaces cuánticos y... la gran paradoja de lo que es... y de lo que hablaremos mañana.






(1) Lucrecio, Demócrito o su maestro Leucipo y los estoicos sostuvieron posiciones a-teistas en la antigüedad, pero la feliz conjunción del idealismo platónico con la apologética y la escolástica cristiana -muerte de Justiniano, mediante- nos legó un mundo creyente, idealista. Seguramente más consistente con la necesidad de estructuras de poder, ante una 'naturaleza' o 'realidad' aún bastante desconocidas.
(2) "Baruch y 7". (Facebook: 'José Antonio Suárez', o '3cortasy1larga.com'): Spinoza hace una formulación netamente materialista: la infinita sustancia, "deus sive natura", constituye el mundo -la realidad misma-, que tiene finitos modos (de ser), pero infinitos atributos (extensiones o realizaciones). Es decir: La esencia objetiva o infinita sustancia, sería la realidad material misma, mientras la esencia formal sería la idea.
(3) Universo podría entenderse como la totalidad, y, mundo como un constructo de 'lo' que interacciona con la consciencia a escala de la mente humana (de distintas generaciones, culturas o individuos).
(4) Quiere decirse que en el comportamiento, la interacción, entre un átomo y un fotón -la emisión de luz sí ocurrirá, pero en un momento no exactamente determinable-: actuará el 'azar', pero dentro un rango 'determinado' de probabilidades .      
(5) Algunos de los contenidos relacionados proceden de la entrevista publicada en El basilisco, en 1982, a Alberto Hidalgo.


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