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03 diciembre, 2018



"EL ESLABÓN PERDIDO"...

    En el año 2013 de nuestro señor, en una colina parda y árida de Ledi-Geraru, zona de Afar, Etiopía; la paleoantropóloga y cazadora de fósiles Kaye Reed se dio de narices con los dientes de una tataratataranieta... de la famosa Lucy (In the sky with diamonds). Era más buena moza y, más o menos, unos trescientos mil años más joven que su antepasada (2.8 Crones). Y más hábil. Su familia, definitivamente se había bajado de los árboles a la pradera abierta donde, sino hamburguesas, al menos comenzamos a comer carne -para crecer y ser más listos-, en lugar de ser presa de carnívoros.
Seguro, que fueron sus parientes, expuestos a la terrible canícula de los cambios climáticos en África, quienes siguieron las tradicionales migraciones al norte, Nilo arriba o hasta las cercanías del estrecho (el nuestro), hace casi dos millones y medio de años... de manera que, por el barranco de Ain Bucherit, fueron dejando al albur alguna herramienta perdida, sin duda, del primer modo o manera de tallar la piedra.
Así lo cuenta la conspicua revista guiri Science. Esas herramientas fueron la primera industria de la humanidad, lo eran para buscarse la vida, hasta acabar condicionando una manera de ser: "Industrioso"... quería decir hábil, que fue como llamaron a sus autores; los cuales comenzaron a sacar lascas como cuchillos, más eficaces que los los cantos partidos como mazas. De modo que los científicos los llamaron Homo, para diferenciarlos -más bien, diferenciarnos- de los pitecinos o monos. Empero conviene admitir que no éramos únicos en servirnos de herramientas para mejorar el suministro: chimpancés, nutrias, quebrantahuesos, quizá lo hicieron, incluso, antes. La diferencia es que los humanos primero conciben, después ejecutan... un plan, que luego repiten: esa es la secuencia humana característica. Y la que corresponde al desarrollo mental que diferencia al género Homo.
Sea como fuere, hace entre tres y dos millones de años, mientras la estirpe de Lucy (Austrlopiteco o primer mono, que caminaba erguido) acaba desapareciendo, los primeros ejemplares de nuestro género Homo aparecen en África. En ese período hay un salto (en el registro fósil) sin evidencia definitiva de que Lucy fuese nuestra antepasada directa. Desde que habíamos dejado a nuestros primos chimpancés en los árboles, a resguardo de grandes felinos y otros indeseables, nuestro esqueleto, evolutivamente, se había adaptado al suelo: para andar levantamos la cabeza, que se hacía más grande, y acabamos de erguir el tronco como unos señores... que acabarían volando fuera del planeta o elaborando un mapa del universo y una historia del tiempo, casi infinitos; sólo que un poco diferente de las historias sagradas. Pero en medio de aquel salto acabó apareciendo en Ledi-Geraru, el citado eslabón perdido: la mandíbula -femenina, al parecer- que hace de clave del puente entre las dos orillas de una larga noche, que nos ocultaba parte de nuestro registro civil... o fósil. No parecía que la descendencia de Lucy se hubiese extinguido ni que de la nada apareciesen, de pronto, medio millón de años más tarde, los antepasados de sapiens. Como 'en la navaja de Ockham', la explicación más simple, es la más convincente o segura. Además, los coetáneos y descendientes de Lucy, claro que sabían ayudarse de herramientas: las piedras con filo les facilitaban la dieta con carne para seguir desarrollando el cerebro, acercándose a  lo humano y... que les llevó "fuera de África"; por el Mar rojo, casi en plan 'diez mandamientos', por el istmo de Suez o... por Gibraltar. Se suele considerar que esa primera salida de Homo, "Out of África", se produce por Suez, hacia el paso de Dmanisi, Georgia. Empero los datos son testarudos: ese hecho, se habría producido entre 1.8 y 1.6 Millones de años o Crones. Ahora, en el otro cuadrante -el noroeste- africano, además de los más viejos presapiens de Jebel Irhud -en el suroeste atlántico de Marruecos-, aparece en el barranco de Ain Bucherit -cerca de la costa argelina y frente a la de Granada- un yacimiento con industria lítica de 2.4 Crones... pues bien: los datos testarudos de venta Micena, Orce, se sitúan en un horizonte próximo a 1.6 Crones y casi al mismo tiempo en Atapuerca. La precisión indica que no fueron tiempos muy propicios para atravesar, desde el Cáucaso, una Europa congelada por la Glaciación Donau*, para llegar a Granada por Burgos. La pregunta es: si costearon todo el Mediterráneo norte, o sólo saltaron Gibraltar con, o sobre algún tronco que otro, llevados -más bien, traídos- del cálido y veraniego viento del sur...

* La glaciación Donau -inmediatamente anterior a las cuatro habitualmente citadas del Pleistoceno- duró desde 1.8 a 1.4 Crones, justo el período en que los Habilis de África se están convirtiendo, camino de la salida, en Ergaster, para llegar a Eurasia como Erectus, antepasados inmediatos del Hombre de Orce y del Antecessor de Atapuerca. La cuestión es si ambos descienden del Homo georgicus -en cuyo caso llegaron costeando el Mediterráneo-, o son hermanos -coetáneos entre 1,8 y 1,6 crones- y precursores de la travesía en patera.