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23 septiembre, 2018



El viejo ECO...

... de Umberto, el semiólogo:
Nos trae un mensaje, casi desde las catacumbas, desde mediados los sesenta, aquel tiempo en el que comenzábamos a formar la nueva ola -que ahora está a punto de acabar, no vamos a decir, todavía: morir, en la playa-. Con banda sonora de los Beatles y una poca de in-Satisfaction de morros-Jagger nos disponíamos husserlianamente a poner el mundo: Adanes por entonces, teníamos muy claro que antes no hubo nada más que algo completamente inservible. Y como es bien sabido: naturalmente, fue algo insólito, como todas las generaciones estábamos inventando el mundo por primera vez.
Ello viene a cuenta de que el admirado Umberto Eco estableció o fijó nuevas categorías. Se refería a la 'industria de la cultura', lo que hoy va camino de convertirse en un Oxímoron... Eran los felices'60, y nuestro 'primer mundo', aun en distinta medida, comenzaba a vivir la mayor época de vacas gordas de la historia. La reacción al final de la guerra, además de recuperar población -no demasiado forzada: esas cosas se dan de natural- acabó por disponer de un poder tecnológico y niveles de renta desconocidos.
Pero, como en todo proceso de la naturaleza -dialéctica-, aparecieron los dos polos... dos sensibilidades o dos maneras de estar: APOCALÍPTICOS E INTEGRADOS, las llamó el joven semiólogo. Afectaban a las modas, la industria de la cultura, la filosofía, los valores y las formas de lo político. Eran, en suma, dos maneras de estar y de ver el mundo.
La manera de los apocalípticos era disruptiva, proponía un mundo nuevo, cambiante, pero de manera rompedora: sí, con aquellas formas que -como es debido- tantos dolores de cabeza proporcionó a nuestros padres y... más a las madres. Se rechazaba la uniformidad de la masa, reivindicando la peculiaridad de cada cultura o grupo étnico,  y, casi de cada individuo... para los que el poder de la industria del entretenimiento -entendida de manera esencialmente diferente de la cultura- representaba un peligro. En definitiva, el cambio de cultura por entretenimiento, perjudicaría el sólito papel crítico de esa cultura, dada la prioridad del beneficio capitalista. Ese rechazo, fue el camino que tomó Kerouac... y el de la poesía en madrugadas estimuladas en los tugurios del Village, de Ginsberg; o del precoz vigilante del centeno de Salinger, del meteco -en cualquier lugar- de Moustaki, y del ayer futuro y psicodélico de Lennon, con flores y viajes por la California de Marcuse, ya tan lejos de la Teoría crítica de Adorno... hasta los retornos, de nuevo, al 68, ya sin Sartre, por la orilla izquierda, que aún transita Auster.
La de los integrados, por contra, ve la uniformidad de la cultura de masas de manera positiva; como condición de estabilidad, necesaria, en un mundo amenazado por el conflicto, y superpoblado: la aldea global de McLuhan, donde la interconectividad de los medios con las personas llega al punto de que 'somos lo que vemos' (quizá, por ello, pedía a su hijo que... sus nietos no viesen la TV; o como  le parafraseaba Andy Warhol: "todos tenemos derecho a 15 minutos de fama"). En esa cultura de interacción con 'los medios', la sociedad consumista, se hará más conformista/menos conflictiva. Se trata, pues, de permitir que la mano oculta de... Friedman, autoequilibre la oferta y la demanda. El paradigma es favorecer -más o menos acríticamente- 'aquello' que hace que la sociedad funcione. Y si funciona, el Estado menguante de Reagan-Tatcher, favorecerá la desrregulación en lo posible, eliminando el conflicto de la historia... según Fukuyama.

Recientemente El País (Apocalípticos... 18/09/2018) reseñaba esa fosa, abierta o fijada por la Revolución francesa, entre la dos citadas 'maneras' de ver este mundo: progreso o tradición. En los dos siglos largos transcurridos, ese enfrentamiento, o tensión, ha pasado por diferentes estados: las revoluciones del XIX; la plenitud victoriana del imperialismo británico; la desaparición de ese Mundo del ayer de Zweig, arrumbado por, no una sino dos, guerras ´mundiales' devastadoras; pero también por el período de `progreso' científico y económico más espectacular de toda la historia humana, que inauguran la estabilidad de Bretton-Woods o el fenómeno Baby-boom, el que trajeron la posguerra y las sociedades posindustriales o posmodernas.
En esa estábamos, cuando los 'sesentayochistas', empezamos a ser conscientes de que ese tiempo es pasado, que esos dos siglos largos, ya sólo son humo de la historia, que lo que importa es el hoy... más que en ningún otro tiempo: la inmediatez, el último tweet, la última foto de instagram o la última fake new. El holismo emerge en nuestras sociedades camuflado entre populismos de signo contrario: no importa cual... a más comunicación... menos información. La generación que ha disfrutado del mayor presupuesto de educación de la historia, parecería funcionalmente analfabeta, cuando menos, sin capacidad crítica... ha perdido la lucidez de pensar -en términos sociales- por sí misma.
Entre tanto, la distancia entre aquellas dos orillas, se hace más y más insalvable: en una, el populismo que difunden Mouffe, Galeano, Iglesias, Varufakis o Monereo predica muy claro, clivaje, mediante -o separación entre ellos y nosotros-, que en la democracia liberal de las sociedades desarrolladas prevalece la 'libertad' -en particular la económica, la de mercado- sobre la 'igualdad' democrática de derechos; en la otra: los nietos de Hayek, de Popper, de Soros o incluso de Isaiah Berlin, lo que ven es un futuro de oportunidades, de innovación, capaz de enfrentar cualquier desafío... constituyendo, en realidad, una nueva aristocracia tecnológica, hasta el punto que se sienten dueños de su (?) futuro. Pero la testaruda realidad les contesta que, en el país de la City, aproximadamente la mitad de los jóvenes piensa que no tienen control sobre su futuro, que lo deciden otras personas; o que los ricos son cada vez más ricos y los pobres más numerosos. Lo que conduce a que, esa brecha, hoy, se dilucida cada vez más, en la cancha del populismo... en las redes sociales, en unos 'media' que no se sabe quién controla, en organizaciones políticas supuestamente horizontales pero dirigidas férreamente por los aparatos...

Llegados a ese punto una tregua, o alguna colaboración o consenso, en lugar de la exclusión recíproca, resulta cada vez más inimaginable. Las maneras políticas de los Ejecutivos de Norteamérica, Rusia, Corea, Venezuela, Hungría; o la irresponsabilidad en Italia, Gran Bretaña, Turquía; las dificultades en Alemania, España, etc., dejan al descubierto la extrema dificultad que, de nuevo, ocasiona el populismo -esa forma de meter la mano en las tripas -metafóricamente hablando-, en el inconsciente, de tantísima gente, que no sabe bien por qué, quién y cómo... conoce: que, sobre todo, reacciona al estímulo que le han provocado. Como aquel perro del experimento, reaccionan al toque de campana, ahora, de los medios o las redes... segregando la bilis del creciente malestar.
El problema es que después de los dos milenios y medio -que van de la formulación, por Clístenes, de los derechos a la igualdad ante la ley, la participación y la expresión, de los ciudadanos; hasta los dos conceptos de la libertad, por Berlin-: seguimos inermes a la tentación populista de uno y otro signo, a la mentira interesada, a las verdades a medias, a la manipulación, al desprecio del derecho o de la democracia formal, si no nos favorecen...

Hannah Arendt lo señaló como el camino al totalitarismo -el hombres solo, aislado ante un poder capaz de todo- una y otra vez... desde la banalidad del mal, del hombre corriente, hasta el mal absoluto. ¿O es que anduvieron otro camino Hitler o Stalin? ¿O sus émulos: Castro y Pinochet?
De manera, que es un mal planteamiento de futuro el de... ¿APOCALÍPTICOS O INTEGRADOS?

Pues... ni lo uno ni lo otro: en la pugna entre 'la naturaleza' y la 'condición' humanas, sin los dos remos, la nave de la vida no avanza...



(1) La moderna psicología social postula que en cada generación, del mismo modo que aparecen: chico/chica al 50%, también ocurren las otras dos actitudes respecto a los valores sociales: mitad de tendencias estables, no innovadoras, ni aventuradas a lo desconocido/mitad aventurera, proclive a la novedad y al rechazo de lo establecido. Los ideólogos respectivos, pues, serían Prometeos que luchan por romper ese empate -a favor de un poder de turno- que se reproduce de nuevo, en el comienzo de partida, con cada nueva generación.

(2) La realidad es que una mirada no partidista, deja al descubierto que tanto las formulaciones teóricas del bando (más) liberal, como del (más) socialista contienen proposiciones muy sostenibles: las políticas anticrisis de Keynes, que considera la relación entre inflación y paro de manera tan diferente de Friedman; la obsolescencia -programada- creativa de Schumpeter, que tan lúcidamente comenta Paul Krugman: "la planificación de ventas de los iPhone-5 de Apple que pueden aportar cerca un 1% anual a la economía USA, en una decisión que no tiene nada de azar de mercado, y que resulta casi de una economía planificada. En realidad, lo que explica esa concepción de la economía es, no sólo la innovación, sino el control de la relación de la oferta y la demanda, lo que, por el otro lado, determina los niveles de paro/empleo, entre necesarios y soportables". De manera que Krugman, tan ocupado por la problemática  de los 'costes sociales' de la economía capitalista, entiende cómo ésta alumbra mecanismos que significan avances sociales. Es un caso paradigmático de que la ética de las convicciones socialistas, ha de convivir con la ética del pragmatismo 'productivo'.
Desde la plusvalía de Marx -para no remontarnos a San Agustín y su Ciudad-, hasta las sociedades líquidas o del riesgo de Bauman y de Beck, la Economía, la Sociología o la Psicología social no han dejado de acumular visiones de esas facetas el 'Mundo', y, en realidad, en prácticamente todas hay algo de provecho. La cuestión -peleas de Cátedra, al margen- radica en la naturaleza humana, su comportamiento bi-polar: colaboración/competición. Eso es lo hace que todas esas herramientas teóricas se usen como armas arrojadizas por... los intereses de una o la otra parte. Y no siempre por la verdad o error de cuáles aspectos teóricos/prácticos.
(Carlos)Marx y Max (Weber) -padrinos de ambos campos-, que pudieron ser considerados excluyentes en aspectos importantes, sin embargo, hoy se comienzan a ver desde otra luz. Pues así... con el resto, o casi.