…mira tú, reflexionando, hoy.
No son menos, decía, que tres HORACIO NELSON: Las jornadas de la Coruña -con
la derivada de Cabo Espichel, por Martín Padilla- que encendió Doña María a
bayoneta calada; el repaso que Arias de Bobadilla propinó con el Tercio viejo
de Zamora al almirante Holak, el día de la Inmaculada –a unos protestantes
reformados-, en Empel; y la tunda de Medio hombre Blas de Lezo, con seis tablas
y dos indios, a los casacones de Vernon… deberían de ser de obligada puesta en
el frontis de las aulas de España y
aun más allá. En Colombia o Portugal, seguramente estarán muy de acuerdo.
Y repetimos la jugada más veces, aunque puede que no siempre
con el mismo daño para los autores de la nefanda leyenda negra. Que, con tal leyenda, sí que nos dieron sopas con hondas. Hasta el extremo de acabar por
creérnosla.
Dígolo, porque todavía campa entre nosotros una especie de
rechazo, al país de mixxxx, que los populismos de nuevo cuño tratan que sigamos
creyendo. Por si fuera poco la leyenda de marras, pues dentro de casa: el
síndrome de la pérdida de rango –eso que llamamos ‘la decadencia’, no acabó de
ser metabolizado ni por antiguos, ni por nuevos nacionalistas periféricos; esos
que nos crecieron con la pérdida de las últimas colonias y ventajas del
comercio que protegía sus industrias. Ese comercio que llegó a hacer pagar los
paños de importación 6 x 1, por ejemplo; mientras, iba montando ligas o
chiringuitos regionalistas… ya con tufillos supremacistas; a la par que hacía
buenos negocios con la Restauración y las Dictaduras de los dos últimos
espadones.
Pero en este país de nuestras desdichas y amores las cosas
hacen, en ocasiones, extrañas contradanzas: el patriota Conseller en Cap que
defendió su España contra media Europa, 00es usado ahora, como santo y seña contra
esa España; del mismo modo que las clases medias y altas, sustento del carlismo
decimonónico y esencia catalana de España; fueron la mismas que recibieron con
vítores sinceros al franquismo victorioso, en los altos de Pedralbes: ahora, se
sienten la antiespaña, a la manera
supremacista. Sienten que más de un
siglo gozando de ventajas económicas, y después de acabar de asimilar una buena
proporción de estómagos y rufianes agradecidos, pues… como que quieren
aprovechar la oportunidad y establecerse por su cuenta; el status del antiguo
negocio común ha perdido interés.
Pero la vuelta de contradanza más extraña, más difícil de
comprender, está a este lado… con aquellos que comenzábamos diciendo, que parecieran
creerse las leyendas, particularmente por la banda izquierda: como una crítica
de carácter general antisistema, antirégimen, o constitución, monarquía y hasta
Unión Europea, en ocasiones. Es una mezcla de nihilismo nuevo, pero con cierto esnobismo social -de pijos-, que roza la impertinencia. Así, hoy, en el
vomitorio de Facebook, gentes de buena crianza y mejor nivel de estudios,
hacían chanzas de la pobre infanta,
al parecer, por el deslucido papel de cenicienta que le ha caído en suerte:
alusión más que grosera, por haber nacido a la vera de su hermana, pero… ¡Qué
ruin!
Alcanzamos a entender que no soporten la Monarquía, que en
sus aquelarres, vistalegres o veladas de la secta, le pongan hasta velas
moradas; que tengan una pasión hasta lo irracional, que no puedan, ni sepan, ni
quieran ver, que en esta España de esta Unión Europea, ahora no toca abrir el melón y… por mucho que se les llene la boca
con lo de que la Jefatura del Estado no fue plebiscitada como es debido, en el
fondo, saben como todo el mundo que ahora
mismo y con la que está lloviendo, perderían ese plebiscito, cuya única
virtualidad, sería empeorar las cosas y alimentar insoportablemente el cainismo
patrio, que ya se alimenta el solito, y más de la cuenta, de la creciente marea
de rencor y resentimiento que vomitan las redes.
Así, que maltraer a cuento el pie de foto de la infanta con
su abuela tan señora y tan mayor, no puede ser más que una estupidez, propia de
eso tan poco deseable y que llaman guerracivilismo.
Digo estupidez, que es lo que resulta de dañar sin ningún provecho…
¿Derrotados? Derrotados fuimos todos… pero hace casi un siglo.
Qué esos hijos del FRAP se vayan a la mxxxxx
(Este escribidor, republicano “ab initio” ni milita, ni
simpatiza con el campo monárquico… Así que este comentario sólo se debe al -hoy
escaso- sentido común).