Me acabo de encontrar unas admirables imágenes en el muro de alguien, sin duda, con alguna relación con el mundo vaqueiro: Antonio Rodríguez Álvarez.
Son estampas muy realistas de una gente muy terne, muy templada y muy dura, cuya adaptación a unas condiciones más duras que las de xaldos y marnuetos -desde la perspectiva de esta sociedad muelle, quejica y adaptada al consumismo facilón- resulta verdaderamente admirable. Mi percepción, hoy día, es que serían los verdaderos astures ancestrales, y no esta panda de "soplagaitas" de la fala y la identidad como placebos de una decadencia y una mengua imparables de Asturias. Por cierto y para evitar confusiones y poner en valor a las gentes auténticas de esas instantáneas en brañas y alzadas: es de justicia traer a cuento a los nada escasos que emigraban -frecuentemente a la Villa y Corte-, y que dieron muestras de inteligencia y capacidad emprendedora de lo más notable. Y para que no haya ninguna sospecha, el que suscribe es mestizo pixueto, marnueto y un punto farriego, que bien conoce la materia de que da fe...