La mayoría no votamos en las primarias del Partido Socialista. Pero eso no quiere decir que no nos incumba. Es notorio que se trata de un cargo, que el día de mañana, tiene una muy alta probabilidad de influir en nuestro andar cotidiano: la escuela, el médico o la pensión y... hasta el empleo. De modo que, aunque no estemos llamados a participar directamente, sí nos incumbe.
De ahí, que no resultase sencillo quedarse en el margen, en particular, cuando una de las candidaturas se daba, sin reserva, a una manera de actuar que resulta aborrecible: el populismo, la propaganda abusiva, una forma insidiosa de atacar, de vale todo...
Claro, que en campaña nadie está libre de pecado, pero ha parecido bastante evidente, que mientras, un bando, no se mostraba especialmente agresivo -quizá se pensaba ya ganador y trataba de eludir el barro-, el otro, echaba mano, con descaro, del vale todo. Y, ahí, empieza lo malo: un candidato antes repetidamente perdedor que, siguiendo la moda de los tiempos, trata de salvar sus muebles personales, por encima de cualquier otra consideración. Se diría que, en el fondo, todos hacen lo mismo, pero la replica es fácil: él ha perdido las formas, ha jugado a callarse, cuando no a alimentar, veladamente, la descalificación mayoritaria de la dirigencia histórica de su partido, jugando a los de abajo contra los de arriba. Lo que constituye un pecado mortal político: la copia siempre pierde contra el original, o sea: contra Podemos. Ese reflejo antisistema y otros, como despreciar o descalificar a poderosos enemigos mediáticos lo pagaría, el día de mañana, muy caro, su partido. Es el riesgo que tiene jugar a aprendiz de brujo: quemarse algo más que las cejas. El problema, aquí, que lo que se quemaría es un poco patrimonio de todos. Muchos entendemos que nuestro país debe de permanecer en una rancia o añeja estabilidad europea -será cosa de viejos- y, que sería locura darse a demagogias griegas, o al aventurerismo populista. En suma: mucho más modelo danés, SÍ. El sarampión de los 'descontentos' ya remitirá, y habremos de ocuparnos de otras, más preocupantes, fiebres norteafricanas. Antes que tarde.
Vamos con la segunda -con volantes de rojo-, evidentemente en femenino. Este 'pobrecito escribidor' ha tratado mantenerse al margen citado: no sólo por no tener partido, sino porque realmente las tácticas, las expresiones, las insidias, las descalificaciones llegaban a un nivel de virulencia increíble, entre gentes, ayer, del mismo partido (Vieja tradición cainita patria); y en un grado que difícilmente podrían pasar por espontáneas. Y, en todo caso, tampoco podría alegarse ignorancia (¿Cui prodest? Conviene que los legos lo entiendan ¿A quién beneficia?). Desde la perplejidad, la pregunta era fácil ¿Era una equivocada apreciación mía o un espejismo de las redes sociales? La desproporción, creo, es muy elocuente: un bando arrebatado, rabioso, que no acepta sus derrotas, que no para en barras y que no ve el futuro; y otro bando, más bien, como resignado. Es, como si... quienes no se resignan a perder, desesperados, renunciaran a toda prudencia, sabedores de que el otro bando no lo hará: han perdido -votaciones y elecciones- reiteradamente, mientras los otros ganaban; de manera que sin nada que perder... a la desesperada. Todo vale.
Le nombraré, por una vez, -después de meses-: Sánchez. Si consiguiese -veremos- sobrevivir con un resultado peor que pírrico, habría sido a costa de toda la basura vertida contra la gran mayoría de dirigentes presentes e históricos de su partido, de enfrentarse a quienes han sostenido durante décadas a ese partido, de enredar con ambigüedades populistas, nacionalistas y constitucionales demasiado caras y... LO PEOR DE TODO: el coste de su sobrevivencia política personal, del vértigo que sintió el día que piso moqueta, de su banalidad... sera IMPAGABLE. Habrá conseguido reducir al partido socialista a la irrelevancia, Y no sera por falta de avisos -de cómo les va de sus pares europeos-.
La otra candidata con posibilidades, también ha resultado afectada en la refriega: quien daba la imagen de ser capaz de sumar, y de repetir suerte saltando al ruedo nacional, se encuentra que tiene gastar la pólvora y el crédito en campo propio, cuando el partido está muy asediado por ambas alas. Sin duda, su imagen ha resultado seriamente afectada, el crédito de sus victorias políticas ya no parece tan extrapolable al norte de Despeñaperros, Ahora se le pregunta por su programa, por sus ideas, es cuestionada por buena parte de las bases y se la somete al asedio de los militantes contra los dirigentes. De manera suicida -para el propio partido- se insiste en identificarla con la casta, con el aparato dirigente contra los militantes. Ello así, con el silencio plenamente anuente del... otro.
La otra candidata con posibilidades, también ha resultado afectada en la refriega: quien daba la imagen de ser capaz de sumar, y de repetir suerte saltando al ruedo nacional, se encuentra que tiene gastar la pólvora y el crédito en campo propio, cuando el partido está muy asediado por ambas alas. Sin duda, su imagen ha resultado seriamente afectada, el crédito de sus victorias políticas ya no parece tan extrapolable al norte de Despeñaperros, Ahora se le pregunta por su programa, por sus ideas, es cuestionada por buena parte de las bases y se la somete al asedio de los militantes contra los dirigentes. De manera suicida -para el propio partido- se insiste en identificarla con la casta, con el aparato dirigente contra los militantes. Ello así, con el silencio plenamente anuente del... otro.
Los términos, pues, en que se plantea la fractura, son insalvables y resultarán inasumibles para el partido. Tal extrema irresponsabilidad descalifica cualquier futuro político.
Quien, tras reiteradas derrotas políticas, no sabe irse y expone a tales riesgos a los suyos... merece un calificativo que nos callamos y... una suerte, que sus propios verán; pero que fatalmente afectaría a muchísimos españoles más y, entre ellos, a los electores socialistas, de los que se olvida ,interesadamente, cuando se le llena boca chica con sus militantes.
Y más no diré.
0 comentarios:
Publicar un comentario