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16 febrero, 2018



CUDILLERO... La memoria en el Otoño.

(Publicado en el nº 8 del Anuario El Baluarte)

-Lo que el tiempo se llevó... -
El mundo tal como era, hace casi cincuenta años, comienza a ser una memoria deshilvanada… de recuerdos imprecisos: cómo se llamaba aquél, o dónde ocurrió tal… Es nuestra condición, o habría que decir nuestra naturaleza. Pero si de Cudillero se trata, hay que sumar otro olvido: no es que sea más grande o más chico, más nuevo o más viejo, no. Es que es distinto: el tiempo -que acaba con todo- nos lo ha cambiado. Se han ido marchando las gentes, primero fue la emigración, luego la biología; lo que se traduce en echar de menos a los fulano o a mengano, a tal familia o al otro establecimiento.
Por mi memoria –todavía- desfila un carrusel de imágenes: las subastas en la rula, entre la barahúnda de carros y camiones, pescaderas, cajas de hielo donde bailaban todavía escamas de plata que, ya fuera del traste, seguían buscando la mar; sebordar con poleas, si el cable de José Antonio se quedaba sin luz en pleno temporal -me tocó, me tocó, aquel malhadado verano del 61-; el vino de casa Leal; Tejerina, el médico, gesto adusto, gafas de concha y aquel Morris inglés; las partidas del bar de San Xuan o en la confitería de Julio Calzada, donde nos gastábamos de guajes la paga en caramelos; Totó amurando vela; los eternos rivales Marino-Paviano; el Recachao arrastrando aquella vara hasta la cabeza’l muelle, donde tratábamos de aprender a pescar algún pancho; un gentío que subía o bajaba en romería de Santana, con o sin liga verde; los que venían, los que nos íbamos. ¿Acordáisvos?
Cuando empezaron la ENSIDESA de Avilés -tan cerca-, Cudillero comenzó a marcharse, primero en aquellas Guzzi, antes de las seis de la mañana, y luego toda la familia, a lugares de nombres como Villalegre, el Barrio de la Luz o Versalles, nada menos. (La Estrecha o la calle Salsipuedes se fueron quedando atrás... vacías). Entonces, poco a poco, se fueron alejando los recuerdos... si pescaba más bonitos Pepe Kubala o José Antonio el Carmenchu, o si era Lucianín a la ardora...
Podríamos seguir con la ensoñación: qué se fue de la sirena de las fábricas al mediodía… todo el pueblo sabía que era llegada la hora de comer. Y... qué de la procesión de las pixuetas calle arriba, calle abajo: todavía recuerdo la parada -y bajarse el barreñón de la cabeza, en la acera de las mujeres de la familia, vecinas o amigas- para la sisa del, admitido, buen plato de bocartes para hacer la anchoa de casa. Pa’chasco que lo fueran a comprar ¿Y dónde? Buenas eran aquellas pixuetas. Entonces, por las costeras de la ardora y de bonito, medio pueblo, iba, trabajaba en la fábrica.
Aún recuerdo el olor inconfundible -aceite fresco de pescado-, que se desprendía de aquellos varales, o más antiguamente marianos, donde las gatas y otros escualos escurrían el saín (1) que, a más de dar sobrenombre a la villa, lo mismo curaba algún achaque que alumbraba los últimos quinqués de las Asturias. Algunas costeras se cargaban, también, de chicharrón y de caballa, llenando las aceras desde la plazoleta hasta el muelle del oeste.
Aquel Cudillero, como los pueblos premodernos, desde el relato de Hesíodo, pautaba los trabajos y los días: bajar la varas de Bonito antes de San Pedro, anunciaba al verano; empatar anzuelos en otoño, esperaba el Besugo; encascar y afeitar redes, traía Bocarte de la ardora toda la primavera. El invierno, entre el Besugo y la ardora, era traicionero y temido... Todavía conservábamos aquel temor arcano de los 'días señalados': pocas eran las familias que antes o después salían librando. La mar, cada tanto, se cobraba su tributo: Sabino, Zochas, Tono el de Paulino con José Luis el de Eloína y sus hijos, el Ñe, el hermano de mi madre y sus tres primos, hijos de Llanera, y tantos más que les precedieron en rosario interminable. Esa es la otra cara de… ese mar que ves tan bello.
Don Armando lo narró con todo realismo, en la que pasa por ser la mejor novela marinera de la literatura española: el Cudillero de "José" nace -al parecer- de la impresión que produciría dejar la Quinta de Selgas -una réplica del Petit Trianon de Versalles- para encaminarse trochas abajo, desde la Talaya hasta la mediana entre la Iglesia y la Ribera. La expresión -en el inicio de la novela- de esa bajada, revela una auténtica epifanía, imposible de confundir con cualquier otro lugar (2). La misma impresión que, seguramente, experimentaron... Jovellanos imaginando puertos y caminos; Jorgito Borrow, aunque sólo cuente el tránsito espantado, pero bien acompañado por sus biblias, entre Las Vallotas y Muros del Nalón; Víctor de la Serna y Espina, tras los Foramontanos, cuyos familiares me prohijaron en Madrid-Babilonia; Ortega y Gasset que traído por Evaristo Valle, nos veía con caras o, al menos, gesto de cormoranes ávidos del mar, afición que pasó a su hijo Miguel, tal que éste me confió una noche madrileña. Expresión, decía, la misma que revelan la mirada del grabador y pintor Campuzano, los Martínez Cubells, Esteve Botey, Chicharro, Vaquero Palacios, Casaus y toda la pléyade que desde el siglo XIX lo cuenta y lo pinta. Todo eso es lo que se fue con el tiempo, lo que echamos de menos o lo que nos parece que ha desaparecido de este Cudillero... Ese algo esencial, ahora sombras, que se desvanecen entre el pasado y la memoria.
Habría que volver a desatar las palabras de López Pacheco, o la caja de pinturas de Casaus, para retornar el espíritu, la esencia, de aquel Cudillero que se fue, dejándonos... cuántas casas vacías, y aun peor que vacías. Aunque sepamos que ese tiempo... nunca vuelve.
Uno le da vueltas y más vueltas, que si el falso progreso, que si las luces de la ciudad... al final, un marinero, ya tan mayor como yo, me descubrió la verdad: la vida de la mar es muy dura, demasiado dura, y más como lo era entonces, cuando comenzaron a marchar...
Quizá el suceso de la emigración a la ciudad sea el mal general del país, pero no es fácil soslayar las últimas oportunidades perdidas con el maná europeo de los noventa –que recuerdan la parábola de los talentos-. No era muy complicada la receta: ordenadores para todos los guajes, unos pocos profesores de informática y diseño, y no nos harían falta eso que ahora llaman startups. Aún recuerdo un tiempo, cuando la primera iniciativa de un rapaz era hacerse con una lancha, como el José aquel de la novela... aunque ahora el negocio no siempre venga de la mar.
No es demasiado original aducir el espíritu del tiempo, o que los que vivimos en un tiempo estamos a él conectados de manera irrepetible. Es como si nuestra conciencia y nuestra sensibilidad fuesen moldeadas por lo que pasa o no pasa en ese tiempo. Vivimos el nuestro, nos confundimos con él, de manera que ese tiempo sólo existió porque nosotros lo hemos vivido. El recuerdo de nuestras sensaciones: cuando niños nos escapábamos libres, en las noches claras de verano, al muelle del este convertido en paseo de chicos y mayores, hasta más de la medianoche; o el descubrimiento de lo que todavía no le dábamos nombre: la libertad de vagar por el muelle del oeste y más allá -ya en pandilla-, y que no es intercambiable con ninguna persona; ni tampoco la vivencia colectiva de quienes pasamos aquel tiempo en este sitio. Los filósofos alemanes –se ve que hay gente pa’too- del siglo pasado, andaban con historias de lo óntico o lo ontológico, de los entes o del ser… es mucho más sencillo: SER EN EL TIEMPO. Por eso nos identificamos, sentimos, y somos inseparables del nuestro. Y él de nosotros. Es lo que desata las emociones de la añoranza y la melancolía, hasta confundirnos con un tiempo un lugar.
En ese tránsito, los humanos somos muy repetitivos: al principio la vida es como el esplendor en la hierba… pero luego, siempre es como en aquel relato de Joyce, al final de Dublineses, de cuyo nombre yo tampoco quiero acordarme.
Después de todo, solo somos olas, que llegan a la playa de la vida, después de unas y antes que otras…
Ahora: ahora, ya sólo quiero escribir versos tristes en Vidío:


LA GAVIOTA

Sobre el fondo gris una pequeña gaviota se sostiene
entre el viento, la marea y la línea del horizonte...
difuminada, perdida, entre la melancolía y la lluvia.
Y en el promontorio, hoy, desolado de Vidío,
solitarias cabritillas buscan inútil amparo de esa lluvia repentina,
en ausencia de un triste árbol,
un pequeño diluvio incesante las exhibe a la soledad.
Para T. S. Elliot, Abril era el mes más cruel,
que confunde la memoria y el deseo.
Se preguntaba qué raíces agarran
y qué ramas crecen en la soledad pétrea,
bajo la gris neblina invernal,
donde quizá vuelva a florecer la vida
que... juega al escondite con la llegada de cada otoño.
Ahora -hoy- es la bastedad del tiempo desolado,
y la vida trata inútilmente de ponerse a resguardo.
Después de todo, las cabritillas... sólo eran una metáfora.
Los días de primavera, de El esplendor en la hierba, no vuelven para siempre,
una repentina e inesperada helada es capaz de malograrlos...
Hoy Vidío -mi nombre- está cerca, muy cerca,
de esas Irlandas de The Baste Land...

(1) Del latin 'saginum', Se relaciona con aceite de pescado. En francés antiguo saïn. Puede que el palabro no nos lo hayan traído con 'rochel', 'sable', ‘cochón’, etc...
(2) Cuantas veces he vuelto a hacer la bajada al puerto en otros lugares, se hace más evidente lo imposible de atrapar, recrear o repetir esa magia. Aspecto que, por sí solo, debería dejar de lado cualquier polémica. Aunque claro, en el magín de don Armando, pudieran entremezclase paisajes y paisanajes, como en el de todos los creadores. Pero Rodillero/Cudillero siempre seguirá cayendo al Oeste de peñas...

03 febrero, 2018



"OCTUBRE... OCTUBRE"

 Dos miradas -¿irreconciliables?- de nuestra Historia... 

... No es sólo la doble invocación de uno de los meses del año, o de dos de las revoluciones más paradigmáticas de la historia europea sino, más bien, la expresión de la doble condición humana, de las dos caras de Jano -como bien decía A. Koetsler- o las dos personalidades, para Jung. Incluso, las neurociencias dividen el resultado de la encuesta sobre la personalidad humana en mitad acomodados a la realidad cotidiana, y mitad de inconformes buscadores de lo diferente o de lo nuevo: Caín y Abel frente al espejo; quienes podrían representar, a su vez, el conflicto entre el cazador recolector,  nómada errante desde la noche de los tiempos -el paleolítico, el pleistoceno... -, y el productor sedentario que acaba domesticando el cultivo, el rebaño y, sobre todo, el fuego; lo que beneficiará la producción de viviendas, armas, vestido, soporte -barro cocido- para la primera escritura o contabilidad... componiendo así la primera revolución: el neolítico. De ese modo y desde entonces, aparecen las dos personalidades: hemos desarrollado la cultura, la razón, transformándonos y, a la vez, seguimos condicionados como un ser con biología, instinto natural.   
 Al final, los mitos lo que expresan -Aristóteles, cuando viejo- es el lado sutil, arcano, de esa realidad, que no siempre aparece claro a la ciencia. Pero realidad.
Esas dos personalidades, decíamos, vienen a expresar el conflicto de una realidad doble, disociada, haciéndonos mostrar, en ocasiones, compasión o empatía y, también en otras, agresividad o competitividad (1). Al cabo, son como las ruedas de la bicicleta: sin una no marchamos. Lo que ocurre es que no siempre están equilibradas, a menudo prevalece una sobre la otra. Como en Galicia... depende. De manera que esa prevalencia puede acabar en conflicto. Eso... es la Revolución.
Volviendo al presente: en tal mes, tuvo lugar la madre de todas las revoluciones del siglo XX, la de los soviets (2) de obreros y campesinos de la Rusia zarista. Y, también, la de Asturias: Octubre rojo de 1934.
Antes de continuar dejaremos hablar a quienes, a lo largo de un siglo, mejor expresaron las posiciones y los puntos de vista en conflicto. Cabrían opiniones sobre su representatividad pero, sin duda, lo que dejan más que claro son visiones enfrentadas. La nómina de opinantes sobre esa hora de Asturias (3)… y de España, incluye a los personajes más conspicuos de la época, algunos de los cuales, aún sin intervención directa en la querella, sí sostuvieron posiciones de notable influencia.
En aquellos años treinta, viajaron a Rusia destacados escritores occidentales, atraídos por conocer en vivo el proceso revolucionario: intelectuales de todo el mundo polemizaban sobre el tema central de la revolución de los soviets, que a su vez inspiró la de Asturias. Curiosamente las opiniones dispares, no siempre lo fueron en el sentido esperado: por ejemplo,  Gide, se mostró crítico, precisamente, por lo que no le dejaron ver; mientras Pla, el que acabaría siendo un conservador, descreído, paradigma de escépticos, curiosamente, ve con auténtica simpatía el desenvolvimiento del modelo cultural soviético; César Vallejo será un convencido de la causa, hasta el punto de plantearse quedar en la Unión soviética; en la que, por contra, Vasili -J. Solomonovich- Grossman comenzaba a ver la Vida y destino de otra manera... o finalmente, el personaje más sobresaliente, André Malraux: La Esperanza -L´Espoir-, la película Sierra de Teruel, y la puesta en el aire de la Escuadrilla España, para la aviación de la República, que hacen de su participación -aunque sobreactuase o no fuera marxista-, algo más que el mayor propagandista de nuestra Guerra.
Habría que decir que esa doble característica: Naturaleza/Condición… humanas, está en la raíz de las revoluciones; aquel fantasma que recorría Europa desde el siglo XIX y aun mucho antes (4); lo que no deja de ser más que la continuada expresión del conflicto intemporal, patente ya en los mitos fundacionales de casi todas las culturas. 
Expresión, que proporciona una visión de la Revolución de los Soviets rusos como el precedente de la que interesa aquí: la Revolución de Asturias, la que casi sin solución de continuidad, será el prólogo de la Guerra civil. Ello así, hasta el punto de que en plena guerra civil española se llega a dirimir un  verdadero conflicto armado, dentro del propio bando republicano, por anteponer la  revolución a la misma guerra contra el enemigo común. A tal punto llegaba la teoría sobre: La Revolución permanente (5).

Con esa visión del conflicto, en los años treinta de España, podríamos significar la opinión general de ambos bandos, eligiendo dos autores –no serán los más militantes, pero sí de los más templados- muy representativos de ese tiempo: José Díaz Fernández, por el más revoltoso y Josep Pla, por el más conservador. (Sería abrumadora, como ya se dijo, la cantidad de autores, que excedería por demás el propósito y el espacio del Blog). En cualquier caso, siempre habrá algún matiz, algún dato añadido: Ortega, en el Estatuto de Cataluña de 1932…  (6) 
Ambos, periodistas y coetáneos, vivieron de cerca el conflicto de Asturias. Sintetizar sus líneas maestras argumentales, nos llevaría: según la visión de Díaz Fernández, a advertir… Que en el 34, sólo en Asturias tuvo lugar una revolución armada: puesto que… En la sociedad española, no se daban, no habían madurado, las condiciones necesarias. Por contra, las defensas burguesas eran sólidas y cohesionadas.
Ello fue ayudado, además… Por la forma en que se produjo el cambio de régimen: España se acostó monárquica y se levantó republicana. Las desafortunadas circunstancias de Marruecos y de la dictadura Primo de Rivera, no dieron para mucho más que una cuestión "palatina" y unas elecciones “mal contadas”. Y no hubo más.
Sin embargo, Díaz Fernández, aprecia…  Como antecedente irresoluble del enfrentamiento, el desconcierto -entre la pequeña burguesía ilustrada y las clases populares que apoyaban a la república-, producido por el tránsito súbito del socialismo, desde un gobierno relativamente moderado, a posiciones revolucionarias, prácticamente leninistas. Lo cual… Movió a los socialistas  a promover la Alianza obrera, ante la desconfianza de comunistas y anarcosindicalistas, en un clima de efervescencia revolucionaria y prosoviética: Rusia, se convirtió en el mantra y, a pesar de la moderación de Besteiro, Largo Caballero es visto -y pretende actuar- como el Lenin español.
A ello se vino a añadir la reciente aceptación de tres ministros de la CEDA en el Gobierno, tras las reticencias iniciales, por escrúpulo monárquico, del ganador de las elecciones de 1933: Gil Robles. Cuestión, que había constituido un factor notable de inestabilidad, pero que acabó llevando a las derechas moderadas a su bando, en el cálculo de desembarco en el poder de la CEDA, al modo que estaban usando las derechas, más o menos, fascistas de Europa.
Entretanto, la primera semana de ese Octubre, la esperanza socialista, en la rebelión -aun sin acuerdo- de la Generalidad republicana o de la burguesía nacionalista vasca, resultó un fracaso: no se iban a sumar a una revolución para acabar en la dictadura del proletariado. En el resto, hubo un momentáneo tiroteo con la fuerza pública en los alrededores de la Puerta del Sol, en Madrid, y poco más que alguna algarada...
Todo ello provocó -primero en Asturias y, año y medio, más tarde en España- una radicalización imparable del enfrentamiento, en términos catastróficos, que reproducía, a la vez que se alimentaba, el que tenía lugar en Europa. Con la consecuencia añadida de alargar y agravar el conflicto.
En Asturias. se enfrentaron unos 50.000 efectivos -mineros sublevados, en su mayoría-, por la proclamada, en Oviedo, República Socialista Asturiana; y dos cuerpos de ejército, unos 1800 efectivos, la guarnición de 2000 militares de la capital, con el auxilio de la guardia civil, la de asalto, etc., apoyados por la marina y la aviación, por la República Española: al menos -entre ambos bandos- un total de 80.000 efectivos, lo que representaría casi la mitad  de la población masculina de la región en edad militar (Tomada como 20-40 años. Entonces, la población de Asturias alcanzaba los 800.000 habitantes)…  Al final, cerca de 2.000 muertos, otros tantos heridos y 30.000 encarcelados.

Desde el punto de vista de las izquierdas…  La rebelión resistió -con una combatividad extraordinaria- a dos cuerpos de ejército, apoyados por la marina y la aviación. Sin embargo, los sublevados, según el propio Díaz Fernández… adolecieron de una dirección militar -se sucedieron hasta tres comités en la dirección, para acabar prácticamente en la anarquía-, desconocedora de las técnicas de la guerra... no sabía utilizar la artillería: usaban la munición sin espoletas. No pudieron reducir una escasa guarnición de Oviedo, aunque tampoco destruyeron la ciudad.
Para J. Díaz Fernández… Esos mineros se lanzaron a pelear por una idea o una utopía, sin calcular el riesgo de la vida… lo único que tienen. Por contra… sostiene durísimas acusaciones contra "... una burguesía que, pasado el pánico, acaba pidiendo penas de muerte, que se apodera de Ayuntamientos y Diputación, negados por el voto popular, y a la que las propias autoridades de Oviedo, al cabo, han tenido que pararle la apropiación de los fondos del Estado para la reconstrucción de Oviedo.

Con todo, la conclusión es que… El fracaso, sobre todo, fue debido a la falta de defensa de la Constitución y la República, por los socialistas, añadida la dificultad de pasar, sin transición, de formar parte de gobiernos burgueses, de orden, a improvisar una lucha revolucionaria.

Desde el otro bando, bien diferente es la visión que representa Josep Pla, desplazado como corresponsal por ‘el frente norte’,  hasta Gijón… Cumplidos los veinte días de revolución, cuando el sur de Oviedo, toda la cuenca minera y zonas del centro de la región se mantienen invulnerables; tres columnas del Ejercito, dejando atrás importantes bolsas de resistencia, aún no han convergido en la dificilísima y arriesgada operación de descabezar la revuelta -con la toma definitiva de la capital-… para producir un efecto moral en toda España.
Esa visión de un Pla relacionado con el mundo de Cambó y el catalanismo moderado, es la característica de la derecha -de la “gente de orden”-. En realidad, representa, guste o no guste, la de una de las dos Españas.
Pla, aprecia que… Tan profundo movimiento subversivo, requeriría  fabulosas cantidades de dinero (enviadas desde Madrid) -contra el riesgo de la vida, como patrimonio único del minero, que decía Díaz Fernández-… Además de apropiarse en abundancia de armas, munición y dinamita en las minas y fábricas de armas  de Asturias… Resultando una regresión a la época de la barbarie -ya en la primera semana los muertos pasan de 1000-... Lo cual achaca a los socialistas el tremendo error de cálculo de ignorar que, tras tres años de desastres,-fuera de Asturias- la posición de la derecha era, entonces, mucho más sólida… Diferencia la situación con Cataluña, donde, siguiendo con su historia trágica, entiende que se compromete la Autonomía, aunque finalmente Lerroux  (7) la respetará en su integridad.  
Los daños en seis edificios principales -para Díaz Fernández-, son los setenta edificios del perfil urbano saqueados, volados y quemados, con una Oviedo prácticamente destruida -para Pla-. Quien continúa: … Se armó a la gente del hampa que se dedicó  desde el inicio al saqueo (visión clásica del lumpen como fermento de la Revolución)… Se enervó la opinión pública con la intervención destacada del diario socialista ‘Avance’,  -en realidad con abuso por ambos bandos-. En ese punto, Pla, un virtuoso de la adjetivación, formula una acusación que resultará muy discutida y que va a ser utilizada antes de dos años: Cualquier cosa infecta sirvió de pretexto para los hombres de ‘Avance’ y ellos son los responsables, en gran parte, de la situación moral del país asturiano. Sobre estas causas imponderables se ha llevado a cabo el movimiento de sedición…  Promesas excesivas y una machacona, primaria, pero pedante alusión a Rusia, resumida en la frase: ¡Cómo en Rusia, hay que hacerlo como en Rusia! Así… La supuesta colectivización de la economía y el régimen de vales, para Pla fue un saqueo franco.

Sí coinciden ambas visiones en las carencias de la dirección por los sucesivos comités de la rebelión, aunque Pla aprecia… Que el comunista, finalmente, sí implantó cierto orden y disciplina. En realidad está resaltando lo que será un precedente claro de lo que va a suceder en la continuación, en la guerra civil. Pero disienten  en el papel de… La Esquerra catalana y el nacionalismo vasco, que han quedado fuera de juego de un futuro poder -entiende Pla- por el apoyo a la huelga general y a la revuelta. Igualmente, a lo largo del reportaje, Pla, insiste machaconamente en la idea de neutralización política de Azaña y Prieto como responsables mayores del desastre.
Parecería que Pla –por otra parte, avisadísimo observador-… No ve, no acaba de comprender las causas, la inconsistencia entre la situación en las Cuencas, sin destrucción, con los servicios, y la superestructura –como él dice- totalmente respetada y en perfecto orden de colectivización… con la destrucción que describe en Oviedo: La ferocidad de las turbas dinamitó la Universidad, el Instituto, el Teatro Campoamor, el Palacio Episcopal, la Audiencia, el Banco Asturiano; incendió la Catedral, Bancos, Hoteles, Cafés, Grandes Tiendas y el edificio y torre del diario Avance (habrá que entender que éste, no por los propios socialistas). Para Pla… La ciudad será de nuevo levantada, aunque el Campoamor y la Universidad han desaparecido para siempre. No ha sido así: LO QUE SE FUE Y NUNCA VOLVIÓ DEL TODO, FUE… EL ESPÍRITU, EL EMPUJE, DE ASTURIAS.
  
La inconsistencia, en sentido amplio, entre esas dos realidades, que Pla no parece apreciar, trae motivo de la dificultad de asimilación -para la República- de las taras de la década anterior: el trastorno social que supuso la guerra de Marruecos  (8), agravado por la crisis económica del 29, y la crisis política de la ascensión de los fascismos. Así, las clases populares -y sus líderes- no estaban dispuestas a ceder las nuevas ventajas que representaba la República. Y la derecha –la envejecida clase terrateniente, la alta y la baja clerecía y la clase militar, en especial la oficialidad africanista (9)- tampoco iba a aceptar una reforma agraria en profundidad; el cambio en las relaciones -en sentido marxista- de producción, es decir, el reparto de la tarta de la economía, además, en tiempos de crisis ni la reforma del código civil, divorcio -por ejemplo- incluido ni la reforma militar… la reserva o jubilación de tantos -teníamos el peor, el más excesivo, ratio de Europa en oficiales por soldado- ni menos aun, sacar a curas y frailes de la enseñanza.
Por eso, por ese punto de vista… aunque el avisado Pla, no lo viese entonces: hubieron de pasar una terrible hecatombe, miseria moral y material -depende para quién-, y otros cuarenta años, hasta que pudiéramos hablarnos sin un arma en la mano.
Ese choque, entre lo de antes y lo que viene, ya había ocurrido en Inglaterra, América, Francia, Rusia y después en China, de modo que no fuimos nada originales, pero esos países lo vivieron como crisis (10) de crecimiento de modernización o de cambio de época. Aquí no, sólo fue un episodio más de las dos Españas enfrentadas a muerte: la España negra del duelo a garrotazos de Goya; la del gallo rojo y el gallo negro de Chicho Sanchéz Ferlosio; la de la épica de Aida de la Fuente y de Moscardó el joven; una de las dos ha de helarte el corazón… al españolito de Machado; la de la peor de las historias, porque siempre acaba mal de Gil de Viezma; la madre madrastra y el aquí cabemos todos o no cabe ni dios de Victor Manuel. Y también, por qué no, la del ensueño de revolución falangista de Ridruejo. Y así… desde Riego, el de Tuña, y Fernando, el  rey felón.
La conclusión,  a la vista de la manera de sentir, entender y expresar esas dos Españas, es que el enfrentamiento era del todo inevitable. A la altura del verano de 36 ya no había nada que lo pudiese parar. Y así de claro se veía desde las dos orillas…
España no recobró la renta per cápita de los primeros años treinta hasta más de tres décadas después. Las pérdidas humanas y culturales resultaron irrecuperables. Es como para pensárselo… más de una vez.




(1) Barthes, como otros lingüistas del Estructuralismo, diría que la realidad suele expresarse con un lenguaje habitual en pares de oposiciones:  claro/oscuro, vivo/muerto, bueno/malo… razón/pasión.

(2) Los Soviets, en realidad, fueron un invento bolchevique para arrastrar a campesinos y artesanos -no muy proclives- a la revolución de base obrera, industrial y urbana.

(3) En una nómina inabarcable, destacarían, además de los citados en el artículo:  Ramón J. Sénder, Arturo Barea, Max Aub, Chaves Nogales, Agustí Calvet -Gaziel-, Julio Camba, Xavier Pericay y Manuel Azaña; Paul Preston, Hugh Thomas, Stanley Payne, Raymond Carr y hasta El laberinto de Gerald Brenan.
Y, por qué no, Ortega y Gasset, Marañón o Pérez de Ayala, si bien no escribieron en particular sobre la Revolución de Octubre, expresaron puntos de vista por completo relacionados. Los tres últimos, echaron un cuarto a espaldas -en el aquelarre de San Sebastián- por el bando republicano, aunque finalmente acabaron enviando la famosa carta a Franco por la normalización monárquica del Régimen. Trayectoria similar fue la de Unamuno, antes de morirse de pena con aquel año 36 (Vista la deriva del ¡Viva la muerte!, de quienes vencieron… sin convencer).
Finalmente, David Ruiz y Bernardo Díaz Nosty aportan una visión más cercana y que toma partido claramente a favor de la "Comuna".
La nómina -que debería incluir a los cineastas: Buñuel, Saura… o los plásticos: Picasso, Genovés, (Personalmente  incluiría a mi amigo y, entonces, camarada Alberto Corazón)… a los poetas: Lorca, Hernández… o los pensadores: Laín, Marías… - sería interminable, haciendo del enfrentamiento INCIVIL de los españoles uno de los temas centrales sobre CONFLICTO del siglo XX. Quizá la metáfora que mejor exprese el interés o la atención internacionales, que despertó ese conflicto, sea la serie de 200 cuadros de Robert Matherwell: Elegía a la república española. Obra principal en el expresionismo abstracto del Nueva York de los 60.
Y Guernica es… Guernica.

(4) La primera revolución de que da cuenta la prehistoria es el Neolítico -o forma nueva de tallar la piedra-. Es considerada el inicio de la civilización, aunque en realidad, hace algo más de dos millones y medio de años, en algún lugar de Olduvai -Tanzania-, habíamos comenzado a tallar la piedra, sacando filo a los guijarros... o forma vieja, nuestra primera herramienta para cortar: era el modo 1 de talla. Luego vino el 2, y luego el...  Entonces,  nos convertimos en homínidos –esencialmente diferentes de los otros primates-, nuestra segunda naturaleza: la cultura o civilización, según.

(5) Es una de las tesis centrales del troskismo o de la IV Internacional, en conflicto permanente con la versión leninista/estalinista y el centralismo democrático, para la "Construcción, primero, del socialismo en un solo país". Será una estrategia ante la dificultad que planteaban las diferencias de desarrollo en los distintos países y en las respuestas de clase; ya que, consideraba que en un solo país el impulso revolucionario no podría sostenerse, aunque en realidad se reprodujo a largo de todo el siglo XX, en multitud de países, seguramente con más divisiones entre las izquierdas -donde trataba de practicar el entrismo, una forma okupa, en otras organizaciones- que éxitos.

 (6) El Estatuto de Cataluña (PDF), nos deja un largo pero actualísimo ortegajo, que pone todavía demasiado de relieve, que transcurrido casi un siglo seguimos encallados en los mismos problemas al otro lado del Ebro: plantea la cuestión central de la Soberanía… lo que a su entender era innegociable. Además del bilingüismo, la educación, la fiscalidad y la..., y la... como ayer mismo. Ortega considera una imposibilidad la satisfacción de ambas partes y, a lo largo del discurso -sesión de las Cortes, mayo del 1932-, contra el optimismo de Azaña, pronuncia, al menos cuatro veces, su conclusión, que la máxima aspiración sería una conllevanza del problema, pues. Es fuerza añadir que esa idea orteguiana, en realidad trasciende a la cuestión catalana, para convertirse, más bien, en la cuestión, en la conllevanza del antiguo... problema español.

(7) Alejandro Lerroux, nacido cordobés, desde joven se estableció profesionalmente en Barcelona. 

(8) La influencia de la guerra de Marruecos, debería de ser tenida muy en cuenta entre los precedentes que más contribuyeron a cebar el conflicto: la frivolidad del general Silvestre y el Rey, de enviar a los barrancos, en Anual, a todo un ejército, sin apoyo táctico, costó la pérdida del equivalente a una división entera. Cerca de diez mil muertos. El mayor número de bajas en una acción de toda la historia militar española. Resultado agravado por el detalle de tantos -cuántos- movilizados que lograron eludir la guerra usando medios económicos para obtener permutas. Ello debilitó la dictadura de Primo de Rivera y contribuyó notablemente al desprestigio y caída de la  monarquía. Las circunstancias de esa guerra han dado lugar a tres novelas maestras de nuestra literatura; sus autores, curiosamente clase de tropa, darán una visión más que realista: Ramón J. Sénder, Imán; Arturo Barea, La forja de un rebelde y José Díaz Fernández, El blocao. Podrían diputarse como la continuación de los Episodios nacionales, con el añadido de los Campos… de Max Aub.

(9) Africanista: militar del primer tercio del s. XX que rehusa vegetar en destinos de provincias, para buscar ascensos y poder o hacer carrera en la aventura colonial africana. En general proclive al levantamiento de 1936.

(10) Es admirable El ruido y la furia con que William Faulkner (Como William Shakespeare, en la tragedia de Macbeth) expresa la devastación que la guerra civil americana ocasionó a su familia y a su mundo, al del Sur derrotado: donde las relaciones personales y familiares, la vida… todo fue trastocado, quebrado, lesionado hasta lo más íntimo.
Un cuento relatado por un idiota, donde la vida -como una historia-, es el camino de decadencia a una muerte polvorienta y la destrucción final de un viejo linaje (o un viejo país). Pero también narraciones distintas de los mismos hechos… No fue un panorama muy diferente al español de las décadas siguientes a nuestra guerra. Aunque allí, la liberación de las más formidables energías fue un tanto diferente de la nuestra…