Dos miradas -¿irreconciliables?- de nuestra Historia...
... No es sólo la doble invocación de uno
de los meses del año, o de dos de las revoluciones más paradigmáticas de la
historia europea sino, más bien, la expresión de la doble condición
humana, de las dos caras de Jano -como bien decía A. Koetsler- o las dos
personalidades, para Jung. Incluso, las neurociencias dividen el resultado de
la encuesta sobre la personalidad humana en mitad acomodados a la realidad
cotidiana, y mitad de inconformes buscadores de lo diferente o de lo nuevo:
Caín y Abel frente al espejo; quienes podrían representar, a su vez, el
conflicto entre el cazador recolector, nómada
errante desde la noche de los tiempos -el paleolítico, el pleistoceno... -,
y el productor sedentario que acaba domesticando el cultivo, el rebaño y, sobre
todo, el fuego; lo que beneficiará la producción de viviendas, armas, vestido,
soporte -barro cocido- para la primera escritura o contabilidad... componiendo
así la primera revolución: el neolítico. De ese modo y desde
entonces, aparecen las dos personalidades: hemos desarrollado la cultura, la
razón, transformándonos y, a la vez, seguimos condicionados como un ser con
biología, instinto natural.
Al final, los mitos lo que expresan
-Aristóteles, cuando viejo- es el lado sutil, arcano, de esa realidad, que no
siempre aparece claro a la ciencia. Pero realidad.
Esas dos
personalidades, decíamos, vienen a expresar el conflicto de una realidad doble, disociada, haciéndonos mostrar,
en ocasiones, compasión o empatía y, también en otras, agresividad o
competitividad (1). Al cabo, son como las ruedas de la bicicleta: sin una no
marchamos. Lo que ocurre es que no siempre están equilibradas, a menudo
prevalece una sobre la otra. Como en Galicia... depende. De manera que esa
prevalencia puede acabar en conflicto. Eso... es la Revolución.
Volviendo al presente: en tal mes, tuvo
lugar la madre de todas las revoluciones del siglo XX, la de los soviets (2) de
obreros y campesinos de la Rusia zarista. Y, también, la de Asturias: Octubre
rojo de 1934.
Antes de continuar dejaremos hablar a
quienes, a lo largo de un siglo, mejor expresaron las posiciones y los puntos
de vista en conflicto. Cabrían opiniones sobre su representatividad pero, sin
duda, lo que dejan más que claro son visiones enfrentadas. La nómina de
opinantes sobre esa hora de Asturias (3)… y de España, incluye a los personajes
más conspicuos de la época, algunos de los cuales, aún sin intervención directa
en la querella, sí sostuvieron posiciones de notable influencia.
En aquellos años treinta, viajaron a Rusia
destacados escritores occidentales, atraídos por conocer en vivo el proceso
revolucionario: intelectuales de todo el mundo polemizaban sobre el
tema central de la revolución de los soviets, que a su vez inspiró la de Asturias.
Curiosamente las opiniones dispares, no siempre lo fueron en el sentido
esperado: por ejemplo, Gide, se mostró crítico, precisamente, por lo que no le
dejaron ver; mientras Pla, el que acabaría siendo un conservador, descreído,
paradigma de escépticos, curiosamente, ve con auténtica simpatía el
desenvolvimiento del modelo cultural soviético; César Vallejo será un convencido de la causa, hasta el punto de
plantearse quedar en la Unión soviética; en la que, por contra, Vasili -J.
Solomonovich- Grossman comenzaba a ver la Vida y destino de
otra manera... o finalmente, el personaje más sobresaliente, André
Malraux: La Esperanza -L´Espoir-, la película Sierra de
Teruel, y la puesta en el aire de la Escuadrilla España, para la aviación
de la República, que hacen de su participación -aunque sobreactuase o no fuera
marxista-, algo más que el mayor propagandista de nuestra Guerra.
Habría que decir que esa doble
característica: Naturaleza/Condición… humanas, está en la raíz de las
revoluciones; aquel fantasma que recorría Europa desde el siglo XIX y aun mucho
antes (4); lo que no deja de ser más que la continuada expresión del conflicto intemporal, patente ya en los
mitos fundacionales de casi todas las culturas.
Expresión, que proporciona una visión de
la Revolución de los Soviets rusos como el precedente de la que interesa
aquí: la Revolución de Asturias, la que casi sin solución de
continuidad, será el prólogo de la Guerra civil. Ello así, hasta el
punto de que en plena guerra civil española se llega a dirimir un
verdadero conflicto armado, dentro del propio bando republicano, por anteponer
la revolución a la misma guerra contra el enemigo común. A tal punto
llegaba la teoría sobre: La Revolución permanente (5).
Con esa visión del conflicto, en los años
treinta de España, podríamos significar la opinión general de ambos bandos,
eligiendo dos autores –no serán los más militantes, pero sí de los más
templados- muy representativos de ese tiempo: José Díaz Fernández,
por el más revoltoso y Josep Pla, por el más conservador. (Sería abrumadora,
como ya se dijo, la cantidad de autores, que excedería por demás el propósito y
el espacio del Blog). En cualquier caso, siempre habrá algún matiz,
algún dato añadido: Ortega, en el Estatuto de
Cataluña de 1932… (6)
Ambos, periodistas y coetáneos, vivieron de
cerca el conflicto de Asturias. Sintetizar sus líneas maestras argumentales,
nos llevaría: según la visión de Díaz Fernández, a advertir… Que en el 34, sólo en Asturias tuvo lugar
una revolución armada: puesto que… En
la sociedad española, no se daban, no habían madurado, las condiciones
necesarias. Por contra, las defensas burguesas eran sólidas y cohesionadas.
Ello fue ayudado, además… Por la
forma en que se produjo el cambio de régimen: España se acostó monárquica y se
levantó republicana. Las desafortunadas circunstancias de Marruecos y de la dictadura Primo
de Rivera, no dieron para mucho más que una cuestión "palatina" y unas elecciones “mal contadas”. Y no hubo más.
Sin embargo, Díaz Fernández, aprecia… Como antecedente
irresoluble del enfrentamiento, el desconcierto -entre la pequeña burguesía
ilustrada y las clases populares que apoyaban a la república-, producido por
el tránsito súbito del socialismo, desde un gobierno relativamente moderado, a
posiciones revolucionarias, prácticamente leninistas. Lo cual… Movió a los socialistas a promover la Alianza obrera, ante la desconfianza de comunistas y
anarcosindicalistas, en un clima de efervescencia revolucionaria y
prosoviética: Rusia, se convirtió en el mantra y, a pesar de la moderación de
Besteiro, Largo Caballero es visto -y pretende actuar- como el Lenin español.
A
ello se vino a añadir la reciente aceptación de tres ministros de la CEDA en el
Gobierno, tras las reticencias iniciales, por escrúpulo monárquico, del ganador de las elecciones
de 1933: Gil Robles. Cuestión, que había constituido un factor notable de
inestabilidad, pero que acabó llevando a
las derechas moderadas a su bando, en el cálculo de desembarco en el poder de
la CEDA, al modo que estaban usando las derechas, más o menos, fascistas de
Europa.
Entretanto,
la primera semana de ese Octubre,
la esperanza socialista, en la rebelión -aun sin acuerdo- de la Generalidad
republicana o de la burguesía nacionalista vasca, resultó un fracaso: no se
iban a sumar a una revolución para acabar en la dictadura del proletariado. En
el resto, hubo un momentáneo tiroteo con la fuerza pública en los alrededores
de la Puerta del Sol, en Madrid, y poco más que alguna algarada...
Todo
ello provocó -primero en Asturias y, año y medio, más tarde en España- una
radicalización imparable del enfrentamiento, en términos catastróficos, que
reproducía, a la vez que se alimentaba, el que tenía lugar en Europa. Con la consecuencia añadida de alargar y
agravar el conflicto.
En
Asturias. se enfrentaron unos 50.000 efectivos -mineros sublevados, en su mayoría-,
por la proclamada, en Oviedo, República Socialista Asturiana; y dos cuerpos de
ejército, unos 1800 efectivos, la guarnición de 2000 militares de la
capital, con el auxilio de la guardia civil, la de asalto, etc., apoyados por
la marina y la aviación, por la República Española: al menos -entre ambos bandos- un total
de 80.000 efectivos, lo que representaría casi la mitad de la población
masculina de la región en edad militar (Tomada como 20-40 años. Entonces, la
población de Asturias alcanzaba los 800.000 habitantes)… Al final, cerca de 2.000
muertos, otros tantos heridos y 30.000 encarcelados.
Desde el punto de vista de las izquierdas…
La
rebelión resistió -con una combatividad extraordinaria- a dos cuerpos de
ejército, apoyados por la marina y la aviación. Sin embargo, los sublevados,
según el propio Díaz Fernández… adolecieron
de una dirección militar -se sucedieron hasta
tres comités en la dirección, para acabar prácticamente en la anarquía-, desconocedora
de las técnicas de la guerra... no sabía utilizar la artillería: usaban la
munición sin espoletas. No pudieron reducir una escasa guarnición de Oviedo,
aunque tampoco destruyeron la ciudad.
Para J. Díaz Fernández… Esos mineros se lanzaron a pelear por una idea o una utopía, sin
calcular el riesgo de la vida… lo único que tienen. Por contra… sostiene durísimas acusaciones contra
"... una burguesía que, pasado
el pánico, acaba pidiendo penas de muerte, que se apodera de Ayuntamientos y
Diputación, negados por el voto popular, y a la que las propias autoridades de Oviedo,
al cabo, han tenido que pararle la apropiación de los fondos del Estado para la
reconstrucción de Oviedo.
Con todo, la conclusión es que… El fracaso, sobre todo, fue debido a la falta
de defensa de la Constitución y la República, por los socialistas, añadida la dificultad de pasar, sin
transición, de formar parte de gobiernos burgueses, de orden, a improvisar una
lucha revolucionaria.
Desde el otro bando, bien diferente es la
visión que representa Josep Pla, desplazado como corresponsal por ‘el frente
norte’, hasta Gijón… Cumplidos los veinte días de revolución,
cuando el sur de Oviedo, toda la cuenca minera y zonas del centro de la región
se mantienen invulnerables; tres columnas del Ejercito, dejando atrás
importantes bolsas de resistencia, aún no han convergido en la dificilísima y
arriesgada operación de descabezar la revuelta -con la toma definitiva de la
capital-… para producir un efecto moral en toda España.
Esa visión de un Pla relacionado con el
mundo de Cambó y el catalanismo moderado, es la característica de la derecha -de
la “gente de orden”-. En realidad, representa, guste o no guste, la de una de
las dos Españas.
Pla, aprecia que… Tan profundo movimiento subversivo, requeriría fabulosas cantidades de dinero (enviadas desde
Madrid) -contra el riesgo de la vida, como patrimonio único del minero, que
decía Díaz Fernández-… Además de apropiarse
en abundancia de armas, munición y dinamita en las minas y fábricas de armas de Asturias… Resultando una regresión a la
época de la barbarie -ya en la primera semana los muertos pasan de 1000-... Lo
cual achaca a los socialistas el
tremendo error de cálculo de ignorar que, tras tres años de desastres,-fuera de
Asturias- la posición de la derecha era, entonces, mucho más sólida… Diferencia
la situación con Cataluña, donde, siguiendo con su historia trágica, entiende
que se compromete la Autonomía, aunque finalmente Lerroux (7) la
respetará en su integridad.
Los daños en seis edificios principales
-para Díaz Fernández-, son los setenta
edificios del perfil urbano saqueados, volados y quemados, con una Oviedo prácticamente
destruida -para Pla-. Quien continúa: … Se
armó a la gente del hampa que se dedicó desde
el inicio al saqueo (visión clásica del lumpen como fermento de la
Revolución)… Se enervó la opinión pública
con la intervención destacada del diario socialista ‘Avance’, -en realidad con abuso por ambos bandos-. En
ese punto, Pla, un virtuoso de la adjetivación, formula una acusación que
resultará muy discutida y que va a ser utilizada antes de dos años: Cualquier cosa infecta sirvió de pretexto
para los hombres de ‘Avance’ y ellos son los responsables, en gran parte, de la
situación moral del país asturiano. Sobre estas causas imponderables se ha
llevado a cabo el movimiento de sedición… Promesas
excesivas y una machacona, primaria, pero pedante alusión a Rusia, resumida en
la frase: ¡Cómo en Rusia, hay que hacerlo
como en Rusia! Así… La supuesta colectivización de la economía y
el régimen de vales, para Pla fue un saqueo franco.
Sí coinciden ambas visiones en las carencias de la dirección por los
sucesivos comités de la rebelión,
aunque Pla aprecia… Que el comunista, finalmente,
sí implantó cierto orden y disciplina. En realidad está resaltando lo que
será un precedente claro de lo que va a suceder en la continuación, en la
guerra civil. Pero disienten en el papel
de… La Esquerra catalana y el
nacionalismo vasco, que han quedado fuera
de juego de un futuro poder -entiende
Pla- por el apoyo a la huelga general y a
la revuelta. Igualmente, a lo largo del reportaje, Pla, insiste
machaconamente en la idea de neutralización política de Azaña y Prieto como
responsables mayores del desastre.
Parecería que Pla –por otra parte,
avisadísimo observador-… No ve, no acaba
de comprender las causas, la inconsistencia entre la situación en las Cuencas, sin
destrucción, con los servicios, y la superestructura –como él dice- totalmente respetada y en perfecto orden de
colectivización… con la destrucción que describe en Oviedo: La ferocidad de las
turbas dinamitó la Universidad, el Instituto, el Teatro Campoamor, el Palacio
Episcopal, la Audiencia, el Banco Asturiano; incendió la Catedral, Bancos, Hoteles,
Cafés, Grandes Tiendas y el edificio y torre del diario Avance (habrá que
entender que éste, no por los propios socialistas). Para Pla… La ciudad será de nuevo levantada, aunque el
Campoamor y la Universidad han desaparecido para siempre. No ha sido así:
LO QUE SE FUE Y NUNCA VOLVIÓ DEL TODO, FUE… EL ESPÍRITU, EL EMPUJE, DE
ASTURIAS.
La inconsistencia, en sentido amplio,
entre esas dos realidades, que Pla no parece apreciar, trae motivo de la
dificultad de asimilación -para la República- de las taras de la década
anterior: el trastorno social que supuso la guerra de
Marruecos (8), agravado por la crisis económica del 29, y la crisis política de la ascensión de los
fascismos. Así, las clases populares -y sus líderes- no estaban dispuestas a ceder
las nuevas ventajas que representaba la
República. Y la derecha –la envejecida clase terrateniente, la alta y la baja
clerecía y la clase militar, en especial la oficialidad africanista (9)-
tampoco iba a aceptar una reforma agraria en profundidad; el cambio en las
relaciones -en sentido marxista- de producción, es decir, el reparto de la tarta de
la economía, además, en tiempos de crisis ni la reforma del código civil,
divorcio -por ejemplo- incluido ni la reforma militar… la reserva o jubilación
de tantos -teníamos el peor, el más excesivo, ratio de Europa en oficiales por
soldado- ni menos aun, sacar a curas y frailes de la enseñanza.
Por eso, por ese punto de vista… aunque el
avisado Pla, no lo viese entonces: hubieron de pasar una terrible hecatombe,
miseria moral y material -depende para quién-, y otros cuarenta años, hasta que
pudiéramos hablarnos sin un arma en la mano.
Ese choque, entre lo de antes y lo que
viene, ya había ocurrido en Inglaterra, América, Francia, Rusia y después en
China, de modo que no fuimos nada originales, pero esos países lo vivieron como
crisis (10) de crecimiento de modernización o de cambio de época. Aquí no, sólo
fue un episodio más de las dos Españas enfrentadas a muerte: la España negra del
duelo a garrotazos de Goya; la del gallo rojo y el gallo negro de Chicho Sanchéz
Ferlosio; la de la épica de Aida de la Fuente y de Moscardó el joven; una de
las dos ha de helarte el corazón… al españolito de Machado; la de la peor de
las historias, porque siempre acaba mal de Gil de Viezma; la madre madrastra y
el aquí cabemos todos o no cabe ni dios de Victor Manuel. Y también, por qué
no, la del ensueño de revolución falangista de Ridruejo. Y así… desde Riego, el
de Tuña, y Fernando, el rey felón.
La conclusión, a la vista de la manera de sentir, entender y
expresar esas dos Españas, es que el enfrentamiento era del todo inevitable. A
la altura del verano de 36 ya no había nada que lo pudiese parar. Y así de
claro se veía desde las dos orillas…
España no recobró la renta per cápita de los primeros años treinta hasta más de tres
décadas después. Las pérdidas humanas y culturales resultaron irrecuperables. Es
como para pensárselo… más de una vez.
(1) Barthes, como otros lingüistas del
Estructuralismo, diría que la realidad suele expresarse con un lenguaje
habitual en pares de oposiciones: claro/oscuro,
vivo/muerto, bueno/malo… razón/pasión.
(2) Los Soviets, en realidad, fueron un
invento bolchevique para arrastrar a campesinos y artesanos
-no muy proclives- a la revolución de base obrera, industrial y urbana.
(3) En una nómina inabarcable,
destacarían, además de los citados en el artículo: Ramón J. Sénder, Arturo Barea, Max Aub, Chaves
Nogales, Agustí Calvet -Gaziel-, Julio Camba, Xavier Pericay y Manuel Azaña;
Paul Preston, Hugh Thomas, Stanley
Payne, Raymond Carr y hasta El laberinto
de Gerald Brenan.
Y, por qué no, Ortega y Gasset, Marañón
o Pérez de Ayala, si bien no escribieron en particular sobre la Revolución de
Octubre, expresaron puntos de vista por completo relacionados. Los tres
últimos, echaron un cuarto a espaldas -en el aquelarre de San Sebastián- por el
bando republicano, aunque finalmente acabaron enviando la famosa carta a Franco
por la normalización monárquica del Régimen. Trayectoria
similar fue la de Unamuno, antes de morirse de pena con aquel año 36 (Vista la
deriva del ¡Viva la muerte!, de quienes vencieron… sin convencer).
Finalmente, David Ruiz y Bernardo Díaz
Nosty aportan una visión más cercana y que toma partido claramente a favor de la
"Comuna".
La nómina -que debería incluir a los
cineastas: Buñuel, Saura… o los plásticos: Picasso, Genovés,
(Personalmente incluiría a mi amigo y, entonces, camarada Alberto Corazón)… a los poetas: Lorca, Hernández… o los pensadores:
Laín, Marías… - sería interminable, haciendo del enfrentamiento INCIVIL de los
españoles uno de los temas centrales sobre CONFLICTO del siglo XX. Quizá la
metáfora que mejor exprese el interés o la atención internacionales, que
despertó ese conflicto, sea la serie de 200 cuadros de Robert Matherwell: Elegía a la república española. Obra
principal en el expresionismo abstracto del Nueva York de los 60.
Y Guernica es… Guernica.
(4) La primera revolución de que da cuenta
la prehistoria es el Neolítico -o forma nueva de tallar la piedra-. Es
considerada el inicio de la civilización, aunque en realidad, hace algo más de
dos millones y medio de años, en algún lugar de Olduvai -Tanzania-, habíamos
comenzado a tallar la piedra, sacando filo a los guijarros... o forma vieja, nuestra primera herramienta para cortar:
era el modo 1 de talla. Luego vino el 2, y luego el... Entonces,
nos convertimos en homínidos –esencialmente diferentes de los otros primates-, nuestra
segunda naturaleza: la cultura o civilización, según.
(5) Es una de las tesis centrales del
troskismo o de la IV Internacional, en conflicto permanente con la versión
leninista/estalinista y el centralismo democrático, para la "Construcción,
primero, del socialismo en un solo país". Será una estrategia ante la
dificultad que planteaban las diferencias de desarrollo en los distintos países y en las respuestas de clase; ya que, consideraba que en un solo país el
impulso revolucionario no podría sostenerse, aunque en realidad se reprodujo a
largo de todo el siglo XX, en multitud de países, seguramente con más
divisiones entre las izquierdas -donde trataba de practicar el entrismo,
una forma okupa, en otras organizaciones- que éxitos.
(6) El
Estatuto de Cataluña (PDF), nos deja un largo pero actualísimo ortegajo, que
pone todavía demasiado de relieve, que transcurrido casi un siglo seguimos encallados en los mismos problemas al
otro lado del Ebro: plantea la cuestión central de la Soberanía… lo que
a su entender era innegociable. Además del bilingüismo, la educación, la
fiscalidad y la..., y la... como ayer mismo. Ortega considera una imposibilidad
la satisfacción de ambas partes y, a lo largo del discurso -sesión de las Cortes,
mayo del 1932-, contra el optimismo de Azaña, pronuncia, al menos cuatro veces,
su conclusión, que la máxima aspiración sería una conllevanza del problema, pues. Es fuerza añadir que esa
idea orteguiana, en realidad trasciende a la cuestión catalana, para
convertirse, más bien, en la cuestión, en la conllevanza del
antiguo... problema español.
(7) Alejandro Lerroux, nacido cordobés,
desde joven se estableció profesionalmente en Barcelona.
(8) La influencia de la guerra de
Marruecos, debería de ser tenida muy en cuenta entre los precedentes que más
contribuyeron a cebar el conflicto: la frivolidad del general Silvestre y el
Rey, de enviar a los barrancos, en Anual, a todo un ejército, sin apoyo
táctico, costó la pérdida del equivalente a una división entera. Cerca de diez
mil muertos. El mayor número de bajas en una acción de toda la historia
militar española. Resultado agravado por el
detalle de tantos -cuántos- movilizados que lograron eludir la guerra usando
medios económicos para obtener permutas. Ello debilitó la dictadura de Primo de
Rivera y contribuyó notablemente al desprestigio y caída de la monarquía. Las circunstancias de esa guerra
han dado lugar a tres novelas maestras de nuestra literatura; sus autores,
curiosamente clase de tropa, darán
una visión más que realista: Ramón J. Sénder, Imán; Arturo Barea, La forja
de un rebelde y José Díaz Fernández, El
blocao. Podrían diputarse como la continuación de los Episodios nacionales,
con el añadido de los Campos… de Max
Aub.
(9) Africanista: militar del primer tercio
del s. XX que rehusa vegetar en destinos de provincias, para buscar ascensos y poder o hacer carrera en la aventura
colonial africana. En general proclive al levantamiento de 1936.
(10) Es admirable El ruido y la furia con que William Faulkner (Como William
Shakespeare, en la tragedia de Macbeth) expresa la devastación que la guerra
civil americana ocasionó a su familia y a su mundo, al del Sur derrotado: donde
las relaciones personales y familiares, la vida… todo fue trastocado, quebrado,
lesionado hasta lo más íntimo.
Un cuento relatado por un idiota, donde la
vida -como una historia-, es el camino de decadencia a una muerte polvorienta y
la destrucción final de un viejo linaje (o un viejo país). Pero también narraciones
distintas de los mismos hechos… No
fue un panorama muy diferente al español de las décadas siguientes a nuestra
guerra. Aunque allí, la liberación de las más formidables energías fue un tanto
diferente de la nuestra…
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