
Vienen a ser las respuestas de nuestro sistema nervioso al miedo, hambre, sed, reproducción o felicidad...
Son positivas o negativas y refuezan poderosamente la memoria; son una herencia de los reptiles que se remonta muchos millones de años, y actúan como una especie de automatismo corporal inconsciente, como ruborizarse o quedar paralizados. La neurociencia las sitúa actuando desde la amigdala o cerebro emocional; normalmente son causa o antecedente de los sentimientos ya conscientes; como un radar, que nos ayuda a detectar las eventualidades que nos aguardan en la vida.
Están así, profundamente...