Vienen a ser las respuestas de nuestro sistema nervioso al miedo, hambre, sed, reproducción o felicidad...
Son positivas o negativas y refuezan poderosamente la memoria; son una herencia de los reptiles que se remonta muchos millones de años, y actúan como una especie de automatismo corporal inconsciente, como ruborizarse o quedar paralizados. La neurociencia las sitúa actuando desde la amigdala o cerebro emocional; normalmente son causa o antecedente de los sentimientos ya conscientes; como un radar, que nos ayuda a detectar las eventualidades que nos aguardan en la vida.
Están así, profundamente ligadas a los sentimientos, y a través de ellos a las redes neurales que determinan nuestra conducta y la gestión de eso que hemos dado en llamar inteligencia emocional... tan relacionada a nuestro balance de éxitos y fracasos.
Una de esas gestiones básicas es la relación de pertenencia, con nuestros congéneres. La condición humana no deja de ser un sutil equilibrio entre naturaleza y cultura. Inteligencia sentiente la llamaría Zubiri. Y es un equilibrio que no está nada exento de conflicto.
De manera que nuestra naturaleza/racional nos empuja a relacionarnos, no hay otra forma de subsistir: formamos grupos o clanes, que como otros primates superiores tienen una base que no supera los 150 individuos sin desnaturalizarse: como un grupo de facebook, ni más ni menos. Algún etólogo afirma que es un limite mental, tras el que se pierde la proximidad, la relación personal, diríamos. Pero como primates o algún otro mamífero, somos territoriales, lo que nos hace más conflictivos por los recursos. Todo eso es lo que somos.
La evolución, además nos ha dotado de un cerebro nuevo -envolviendo el emocional-, capaz del pensamiento simbólico, de proyectar en el futuro y de lenguaje...con que expresamos, si no es que provocamos, los conflictos. No somos en nuestro país nada originales al respecto: es la historia de la humanidad.
Pero ocurre, que la historia única de ese primate nos ha llevado de presas a depredadores, en la cumbre de la pirámide, hasta convertirnos en una amenaza letal para otros eslabones de la cadena de la vida. El éxito y la densidad de la población humana comienza a ser un peligro, incluso para ella misma. De modo que ese grupo/tipo de facebook es una de las infinitésimas partes o actores de la aldea global, en un mundo hipercomunicado, lo cual las señas identitarias y, particularmente, el lenguaje, cobran una relevancia capital; hasta el punto que determinadas elites políticas se han dado cuenta, cómo, con los medios de comunicación y educación, adquieren un poder conformador/devastador en las sociedades. Hasta determinar absolutamente lo que somos, y la conciencia o la libertad de eso que somos: aquello del ser para sí. Sin ir más lejos, en nuestro país, en las últimas décadas, ese proceso está cambiando tal conciencia de sí mismos -el existir absurdo-, de una buena parte de la ciudadanía. En plata: el señor -es un decir- Pujol ha patentado una fábrica de individuos de conciencia nacionalista creciente: Aprendiz de brujo experimentado, manejó de libro el complejo identitario, consciente de que la España invertebrada o de la conllevanza no encontraría nada con fuerza para oponerse... además del efecto emulación en la carrera de despropósitos, que anularía cualquier intento de pararla.
Lo cual nos deja un país -Asturias- con enormes retrasos y desequilibrios en las infraestructuras: muselones o peajes de más y trenes de menos. Una industria electrodependiente que no fue capaz de compensar la sustitución del carbón y usar aquellos fondos para reindustrializar las cuencas. Para no seguir... todo ello ha permitido: la tremenda pérdida del peso industrial de Avilés, mientras se importa acero turco, al parecer por millones de toneladas, ni quieras saber cuantas. La Cristalería esta dejando de fabricar un millón de lunas/año, que es justamente la cantidad que empieza a producir Marruecos. El triste destino de la industria de aluminio, es una sentencia...
Entretanto, los campos en barbecho, se va despoblando casi todo el occidente, mientas entre 'ocalitos' crece el combustible que se encenderá algún día. Los periódicos y las teles siguen hablando de lo nuestro que... parece el teleclub, la cantadera de los viejos o la tertulia de los últimos náufragos en la aldea o el monte perdidos... Eso sí, falando bable tapeciu.
Mira tú, la nostalgia me dice que cuando -ya hace medio siglo-, mi generación, nos fuimos a Madrid, en aquel tren tan viejo, Asturias pesaba todavía como el 3% de la población de España y un pelín más de la riqueza. Pero ya empezaba a tener problemas para mantenerse como 5ª provincia en la renta per capita, incluso como 10ª. No quiero comprobarlo, pero no sé si estará, hoy, ni en la 30ª.
Así que amiga de San Cosme aunque ser radical es el sino de bastantes principiantes de la vida, lo cual es normal, no debes de preocuparte mucho, se va aprendiendo por el camino. Incluso los que nos pensamos algo listos, conozco el paño... No daré consejos, pues. Si acaso acabaría con una reflexión: aunque un porcentaje creciente de guajes, hoy, hable esa fala que se quedó a medio camino entre dialecto e idioma; son los aprendices de brujo quienes manejan los hilos -las emociones, decíamos- de esos chavales, como los de la foto; ese juego peligroso es un engañabobos y con las cartas marcadas. No, la partida de Asturias dista mucho, mucho, de ser la identitaria-lingüística que como un efecto placebo nos distrae de los males reales...
No te dejes engañar, puede que no quieras estar de acuerdo o que sea otra emoción, pero en todo lo que acabo de contarte no cabe baballada alguna.
Cordiales y sinceros saludos, amiga.
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