Sí, está pasando -en tiempos postmodernos- vale todo, sólo hace falta ser manipulador: ser un un enterado en Ciencia política, lo que implica cierto conocimiento de la comunicación, y -sobre todo- de las 'malas artes'. Hoy día, el de manipulador, no es mal oficio, tiene mucha salida. El mundo 'podemita' es como su afinidad electiva. Por eso, Juan Aranzadi nos dejó avisados en aquel libro de Arquíloco: "... para ellos -los postmodernos-, no hay Historia, hay las historias que cada quien opte formular". Y, aquí, no se trata de 'literatura formular' (La de Hesíodo y otros santos padres), se trata, más bien, de lo que a cada uno le conviene formular. Y con esa 'moral', es con la que inician la andadura por el otro lado del río de la vida -o de Heráclito-, los que siguen en la orilla vetero-marxista, pero no avanzan. Están en bucle.
En ese mundo 'podemita', se cuenta una fábula de un más que cincuentón, feo, y con pretendidas trazas de otro comediante heterodoxo -ese sí- genial: Bertolt Brecht. Tal 'podemita', o 'ex' , que uno ya no sabe, ha más de tres décadas, con oficio, pero con poco beneficio, merodeaba las ventanas de oportunidad del PSOE, desde el que González se disponía -contra lo dicho- a meternos sin remedio en la OTAN. El mentado, desdice la fábula mientras cuenta que, en realidad, lo ocurrido fue el inicio de sus discrepancias con el PSOE, que él no tuvo nada que ver con dos vacas sagradas de aquella época: Paramio y Caludín, quienes sí bajaron de sus torres de marfil en apoyo de la maniobra de González. Sin embargo, dos 'sociatas' actuales y mediáticos: mi profe Leguina, y el profe de Economía Carmona, dan fe del frustrado meritorio, y entusiasta -como siempre- propagandista pro-OTAN y, a lo peor, deslizan la maldad de que, lo ocurrido fue la imposibilidad del mentado de entrar en las listas electorales de aquel PSOE.
Asi pues, vergonzante socialista, desde entonces 'el Monedas' (No es maledicencia, su más que rentable relación con el chavismo lo acredita por demás. Y el fin no justifica los medios) vaga entre las realidades de las izquierdas clásicas y las postmodernas: En Europa occidental -muy en particular-, la incapacidad de alcanzar el poder, pero sí, el disfrute de la libertad, han propiciado una competición por la posesión de la más genuina versión del axioma revolucionario: todos están en posesión de distintos dogmas marxistas; contrarios o, al menos, diferentes, pero verdaderos. Y Juan Carlos "el monedas", politólogo de raza, no podía quedar al margen. Veamos: frustrado, que lo fue, el intento de socialismo moderado-pragmático, y despechado, también, en el intento de entrar -el pasado año- en las listas de Izquierda desUnida, no hubo más remedio que considerar el inmenso potencial desaprovechado, y disperso, tras el 15-M: Si estaba allí, sólo había que recogerlo: Además, los devastadores efectos y la duración de la crisis, no dejaban de retroalimentar un magma revolucionario, protestón, que desbordaba internet ¡A ellos se lo iban a decir! Los muchachos que venían detrás, en Políticas de la Complu, eran unos auténticos expertos, así que: ¡Bingo! En ese magma crecían medios izquierdistas a diario: CANARIAS Semanal, Diario OCTUBRE , o cien por el estilo, además de autores de culto como el lacaniano, Sociólogo y Filósofo, Slavo Zizek, hoy maestro de Pablito Iglesias, mañana en desacuerdo y al día siguiente, firmando con las luminarias antisistema europeas, o con su enemigo Chomsky; así que, ido a la historia el mundo Bi-polar, y tras ocho recientes años de crisis, la ideología es un festín.
Pero nuestros cinco -más o menos- magníficos de la Complu, fijaron sus complacencias en nuestros viejos conocidos: Galeano y Mouffe. Toda la teorética izquierdista, que se estaba produciendo en Europa, era demasiado... europea. A ellos, como -únicamente- a los griegos, les interesaba 'el proceso' que ensayaban Ecuador, Bolivia y, en especial, Venezuela. Después de todo, los daneses no dejan de ser unos pringaos socialdemócratas: son un tipo de sociedad que no les convence; seguramente más críticos y más listos de lo que conviene.Y claro, encima, no son bolivarianos.
Juan Carlos, ya emergente personaje, en este siglo, sí hizo las Américas: Chavez lo acogió, sin reservas durante años, y le convirtió en ideólogo oficial de su reino-reública. Entrambos fabularon adoctrinar, siquiera, a una parte de los venezolanos, aun a costa de lo que hoy alguien, que tan bien aprendió en China o en Max Weber -como el expresidente González- que, lo importante es la ética y la eficiencia de las responsabilidades, y, que las convicciones pueden ser tan mal aplicadas, como para que el proceso, hoy. esté acabando en la destrucción de Venezuela.
En el tablero internacional, hoy, ese país, como antes Cuba o el "socialismo realmente existente", son el tremendo rompeolas ideológico donde se dirime la prevalencia ideológica a tres bandas ¡Pobre Heráclito, como le han dejado el río! Por un lado, los ultraliberales ponen encima de la mesa los ochocientos billones -modo europeo- de dolares de los ' Hedge Funds', pero con una economía 'liberalizada' y 'desregulada', es decir: que el pez grande se coma todos los chicos que pueda. Esa es su idea de la libertad. Don Mario (Vargas Llosa), hoy mismo, en el País, glosa a Hayek, pero en realidad lo que hace -involuntariamente- es señalar el problema: ellos creen -los más liberales- que la panacea está en la libertad económica, es decir: en rechazar lo que llaman "constructivismo": lo que significa negar la utilidad de la planificación económica, que es tanto como dejar suelto un tiburón en la piscina. Pretenden, en suma, eliminar tantas regulaciones como sea posible. Además, adolecen de una particular miopía para relacionar esa tara con el descontrol excesivo que conllevan las crisis cíclicas (alentadas precisamente por esa desregulación) La conclusión sería algo así como: Si la industria del ladrillo produjo más de 800.000 viviendas en la España de 2007 -cebando la catástrofe económica- el estado minimizado ultraliberal, de acuerdo consigo mismo, no intervendrá; ha de ser el mercado quien lo haga. No cabe, ni discutirlo: seis millones de parados. En un mundo con 'superpoblación' que necesita una 'superproducción' que 'supercontamina', no sólo es imposible bajar las regulaciones, sino que, social y económicamente subirán como una variable dependiente del aumento de la población (más gochus, más emporcan, por más bueno que esté el 'pata negra').
En la otra orilla se sitúan los 'podemitas' que, dejémonos de coñas, vienen de donde vienen y piensan lo que todos sabemos. Al menos. hoy en día, mañana pueden cambiar de programa, como Groucho Marx de principios; pero tienen una visión totalitaria de la política y, en tan poco tiempo, nos están haciendo una auténtica demostración de faltar al principio deliberativo -básico- de la democracia, de la real, no la digital, a la que manipulan de manera tan obscena. Tampoco les falta, ni la manipulación a destajo del personal, ni el culto a la personalidad de...su lider. Lo que no es poco, pero que resulta una broma al lado de la herencia de su 'madre espiritual': Chantal Mouffe, que está convencida de la utilidad de la tesis de Schmitt, de que las ideas democrático liberales, o la discusión de los dogmas fundamentales del liberalismo (habría que decir 'estado de derecho', aunque no les guste) han de confrontarse con algunas cuestiones que podrían resultar perturbadoras . Es posible, sólo que la situación a la inversa no es imaginable. Todos los regímenes totalitarios lo han dejado muy claro, sin excepción.
Schmitt propone la idea de 'las fronteras de la ,ciudadanía': argumentando que la homogeneidad está inscrita en el núcleo mismo de la concepción democrática de la igualdad que, debe de ser una igualdad sustantiva (quiere decirse de idéntica sustancia). Igualdad que sólo tiene interés si conlleva la posibilidad, el riesgo, de la desigualdad. Para, así, poder ser tratados como iguales, pues, los ciudadanos han de ser parte de una sustancia común. De lo que sigue, para Schmitt, la incompatibilidad absoluta entre democracia y pluralismo, pues se plantea recurrentemente, el problema de la homogeneidad: la democracia requiere un 'demos' homogéneo. "Algo contra natura", añadiríamos. Así que en este punto, Schmitt, sólo ve como único pluralismo posible el de los estados: un 'pluriverso'. Así, concluye -abreviando mucho- que, la democracia, en primera instancia, requiere la homogeneidad, y en segunda, erradicar la heterogeneidad, lo diferente; suena demasiado nazi. Acaba, dejándole munición a Mouff: argumentando -a su parecer- la exclusión, la incompatililidad, entre liberalismo y democracia, al entender que la concepción liberal establece la igualdad de las personas, pero la democracia determina la pertenencia, o no, al demos, lo cual es desigualdad. Por tanto, ese principio de desigualdad niega la condición de posibilidad de la democracia liberal, que existiría así, exclusivamente en 'esferas' particulares: "la igualdad humana, pues, es algo carente de sentido por completo"
Sí, es muy propio de un 'número 1' de la especialidad, de todo un FILÓSOFO ALEMÁN, y sí, también, no hay quién se lo trague. Pero ahí está, y es lo que mamaron Hitler y sus nazis; fue la base ideológica de su proyecto-pesadilla de 'revolución social, y, lo es -en buena medida- de la pretendida por nuestros podemitas.
Así que: viejos, descreídos y escépticos; a estas alturas de la singladura, seguiremos orzando con 'la vela del 78', más que bien aferrada, remando con convicción, en la defensa de una DEMOCRACIA progresiva y un SOCIALISMO humanista. De manera que, seguiremos manteniendo las distancias con la orilla liberal y con la podemita, que comienzan a no poder entenderse ¿O soportarse? Lo que siempre constituyó uno de nuestros demonios familiares. (!Vade retro!)
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