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31 mayo, 2015



¿ESTÁ PASANDO? '3'


Finalmente, pero no lo último, lo que está pasando es la expresión de distintos, o contrarios, puntos de vista, como es costumbre en la Historia de las ideas: por un lado de ese río de la vida encontramos un relato, como el de Enrique Krauze, que por sobre cualquier idea, o interés, políticos, sitúa los de la libertad.
A modo de discípulo o albacea de Octavio Paz, razona, desde el origen en el pensamiento marxista de ambos. Y, después de un largo trayecto por ese río de Heráclito, acaba por confesar la coincidencia de ambos, acompañando a sir Isahiah Berlin, en el punto donde la libertad, los liberales, limitan con el socialismo, (Giddens, Blair, Palme, Brandt, también encontraron ese límite, pero el mapa lo trazaron los anteriores).
Recientemente, Krauze ha tenido dos intervenciones en el agitado escenario político español: el mano a mano con José María Lasalle -el secretario de Estado de Cultura de PP, auténtico liberal- en su revista mexicana Letras libres; donde lo que más nos interesa aquí, son la referencia -vista desde centroamérica- a Monedero, como rígido ideólogo que da soporte a los regímenes totalitarios que han provocado la ruina económica, la perdida creciente de las libertades, a manos de una casta que fomenta una actitud reverencial, casi religiosa, y muy propia de los caudillismos que la instalaron. Finalmente, no deja de expresar su temor para el caso que lograsen su propósito en España, pues se quedarían la libertad que, buenos totalitarios, no devuelven jamás. (Ese es su problema con la Constitución del 78. Sus preferencias van con la bolivariana, como buenos padres). En fin, no concede a Monedero más que: "... ser un buen propagandista del chavismo en España".

Y la segunda, más reciente, está en la <página de opinión del diario el País de 21.Mayo.2015: "Arqueología del populismo">. En ella califica directamente de mal endémico -en América latina- al populismo, con las secuelas ya arriba citadas, más el odio de clases, manipulación de las elecciones, mantenimiento de la movilización y enfrentamiento permanentes, y así, hasta llegar al totalitarismo. Tiranía, lo llama Krauze que, desde esa perspectiva, descree la posibilidad de su éxito en España.
Pero no deja de insistir en la pregunta -que descreídos o no, nos atañe- ¿Por qué nuestra América ha sido tan proclive al populismo? Cita -abreviando-  dos legitimidades: el "culto popular a la personalidad" y "una concepción del estado, casi mística, como una entidad corporativa y encarnando la soberanía popular por encima de las conciencias y, sobre todo, de los derechos individuales" . El resultado, después de la independencia, fue que pervivió esa herencia tan hispana, y tan patrimonial, del estado (Cuenta Kreuze que Octavio Paz, situaba el arquetipo en el caudillo muslim de la edad media. Y, desde luego, la herencia es legítima). Más tarde, el siglo XX, allegó la influencia del fascismo totalitario, que tanto deslumbró en Roma al agregado militar Perón,  y ,entonces, el caudillismo patriarcal mudó -control mediático y propagandístico masivos, mediante- en populismo, en dictadura.
Al observador distante,  pero a la vez tan cercano -le duele España, sin ambages- le resulta impensable que tras la Guerra civil, la dictadura y la modélica Transición, la Reconciliación, y el Estado de derecho que  la Constitución del 78 representa; la justa indignación acabe en el vuelco paradójico de un gobierno populista. La rotura del modelo sería tan negativa para las aspiraciones de la América hispana, que Krauze se revela. Le resultaría incomprensible tirar, así, una evolución de casi cien años por la borda...










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