... de POLITICASTROS, POLITÓLOGOS y otros pájaros de cuenta.
Felix de Azúa es Doctor y Académico... no sé cuantos, y humano, y puede meter la pata, o no.
Seguramente no fue muy políticamente correcto cuando motejó de pescadera a la alcaldesa de Barcelona ¡Qué culpa tendrán las pescaderas! A mí, particularmente, me caen bien: después de todo, mi abuela, la que finaron en la guerra incivil, entre otras cosas, también era pescadera como muchas pixuetas de entonces. No lo voy a olvidar, por muy madriles que haya vivido la vida un siglo más tarde.
Pues bien, se armó la tremolina porque el citado Azúa expresó que la tal alcaldesa es: "Una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado, o no tiene ni idea como se lleva una ciudad". También sostiene otras opiniones que más molestan a la secta podemita: "Han aceptado dinero de gorilas venezolanos y de verdugos iraníes, o Pablo Iglesias cada vez que cita un libro lo hace mal". Algo debe de llevar el río cuando suena, porque ayer mismo un antiguo cátedro de políticas -Cotarelo-, profesor y antiguo simpatizante de Iglesias, reniega de tal alumno, al que antes apoyó. Y van... no sé cuantos círculos podemitas. Amen de opinantes de mucho peso como José Ignacio Torreblanca, Enrique Krauze o catedráticos del ramo, tal que Francesc Carreras, Santos Juliá o Antonio Elorza.
Lo cual Azúa, a propósito del profetismo de moda, venía, ayer mismo, a ponernos en guardia contra cierto carácter viral que propagan tales sectas ideológicas, consecuencia -digo yo-, de una mezcla de la estupidez humana, que haberla hayla, y de la sociedad de las TIC's (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Se remontaba el hombre, nada menos que a los sesenta del pasado siglo: entonces apareció como una moda irresistible 'el Maoísmo', que canalizó buena parte de la fuerza y de la rebeldía juveniles de mi generación. Estábamos -aunque no fuera el maoísmo, exactamente, mi caso- tan INDIGNADOS que no quisimos ver los horrores de la Revolución cultural china o de la locura criminal e inimaginable de los 'jemeres rojos' ni, mucho más cerca, el liberticidio cometido en Praga o antes en Budapest (Aún me recuerdo -en la noche- con nueve años, la oreja pegada a la Telefunken, tratando de descifrar la lucha de unos patriotas contra un horror poderoso, mientras descubría la música -las rapsodias- de un tal Listz, entonces, desconocido para mí, y con la que finalmente me quedaba dormido con la sensación infantil de haber participado en la dramática rebelión de aquellos heroicos y lejanos húngaros).
Así que, en plena dictadura, las injusticias, las disfunciones del sistema nos provocaron tal rechazo, que no queríamos ver, ni oír, ni saber -tal que ahora mismo-. Como cada oleada de juventud, esperábamos alegremente a los flautistas de Hamelin: necesitábamos canalizar ese rechazo a la sociedad establecida, necesitábamos profeta al que seguir: Seguir, seguidores, que... desgraciadamente, constituyen un mecanismo PRIMITIVO de la humanidad, desde que el primer primate se bajó del árbol en la creciente sabana africana, agrupándose para sobrevivir ante los depredadores, hasta convertirse en la especie SOCIAL y DEPREDADORA, que ahora somos de... todo el planeta.
Y ese fue el germen del profetismo: tras el paraíso terrenal que, en realidad, fue un espacio-tiempo evolutivo de algunos millones de años en el este de África; nuestra especie, en origen un primate arborícola, tuvo que desarrollar la cooperación -el gregarismo- para sobrevivir a los riesgos que traía un cambio climático que iba eliminando los árboles, dejándonos pie a tierra en la sabana. Los grupos que, acabado el paraiso, no desarrollaban la cooperación desaparecían: llegaban como máximo hasta unos ciento cincuenta individuos, ese fue el límite funcional desde los clanes de chimpances o bonobos, hasta los grupos de Facebook, hoy.
De manera que la respuesta gregaria, del grupo sobre el individuo, se interiorizó en el inconsciente y llegó a ser, evolutivamente, la 'Ley de sobrevivencia'. Ley, que hoy explotan tanto 'politicastros' como 'politólogos'. Ese hoy, el tiempo de las TIC's que, desgraciadamente, hace de Internet un formidable potenciador de las plagas holísticas; lo que viene a ser como convertir a ciudadanos, ya sin hábito de opinión propia, en auténticos descerebrados: ya no piensan, siguen al flautista, al profeta o... al líder político.
Azúa, caracteriza ese mecanismo gregario o defensivo como 'virus o chifladura mística'. Y tiene toda la razón, ciertamente: hace falta una gran 'chifladura' para ignorar, o dejar de ver, los casi 50 millones de de muertos que costó la locura maoísta en China, en sólo tres años, o la negación de la humanidad que significó el sedicente régimen comunista de Pol Pot en Camboya. Lo que ocurre, es que tales chifladuras ponen de manifiesto la relación problemática, o necesaria, de 'gregarismo' y 'totalitarismo'; como nos cuenta H. Arendt en 'LA CONDICIÓN HUMANA': ese gregarismo interiorizado, pues, hace millones de años, explica la respuesta holística -como las bandadas de estorninos- inducidas en los regímenes totalitarios, por ejemplo, de Stalin o Hitler.
Y, más preocupante aún, hoy, esa relación resultaría agravada en un mundo camino de ocho mil millones de seres, con una sociedad líquida, imposible de adecuar a programas de gobierno de alcance limitado y subsidiario, pero con sociedades que van siempre por delante o más allá de la Ley, de la acción del Legislador; sociedades con riesgos medioambientales, bacteriológicos o químicos, que representan peligros inmediatos de muerte, como glaciaciones por el corte hialurónico de la Corriente del Golfo, o el fin de la Civilización actual si, por fin, acabamos de fundir el tapón de hielo en el Ártico que liberaría la mortal bomba de metano, todavía, congelado. No son riesgos remotos, en realidad, son riesgos despreciados por una inconsciente sociedad, consumista y desregulada. Tal desprecio, sólo alcanzaría a explicarse en una sociedad que, en términos evolutivos, hubiera desarrollado esa especie de naturaleza ciega, o capacidad de respuesta holística* o viral. Ceguera que, seguramente, explicaría que unos individuos, a los que no se les cae de la boca sus títulos como 'politólogos', se atrevan a actuar como 'politicastros', practicando una especie de reduccionismo ideológico, que resume sus doctorados a un enfoque único, monotema, que no va más allá del mundo bolivariano e irredento de Galeano, Laclau o Mouffe, y la hegemonía según Gramsci; sin olvidar las lamentables coincidencias con el ideólogo del nazismo: Carl Schmitt. De manera que. desgraciadamente, la ceguera de los seguidores y la osadía de los flautistas de Hamelin se convierten en un serio peligro social: nuestra Constitución, el régimen de libertades -particularmente, la de información- y la división de poderes les estorban, hay que eliminarlos: son un impedimento para alcanzar la hegemonía; pues no se compadecen con el populismo que tratan de legitimar, porque -en este caso- el Régimen del 78 no tiene respuestas a todas las necesidades de todos, todo el tiempo. Su creencia profunda es que el modelo bolivariano-castrista-boliviano, es esa respuesta. Aunque ahora nos quieran contar -interés electoral, obliga- que la bolita está en el cubilete socialdemócrata...
En conclusión, 'politicastros' y 'politólogos', manejan -tal que la bolita del trilero- una herramienta profesional: los conocimientos y técnicas sociales holísticas, pero enfrentan un problema irresoluble: la manipulación de la bolita, finalmente, quedará a la vista: Los 'profesionales' de la acera de enfrente -y el tiempo- siempre les dejarán al descubierto...
DE LO QUE SE SIGUE, QUE LOS FAMOSOS 'CINCO MILLONES DE VOTANTES' PODRÍAN VOLVER A VER, OÍR O SABER...
* La respuesta holistica vendría a ser como la de un 'negror' (cardumen) de decenas de miles de sardinas que se 'envalla' (espanta) -todas a una- por el golpe de un remo en la bancada... o, también, los 'negrores' de estorninos que parecen danzar en el aire, sincronizados.
Sostiene Mario Bunge, el colega de Don Gustavo Bueno, que "el todo es más que sus partes subordinadas, o que la totalidad posee cualidades emergentes de las que carecen las partes". Esa sería la lógica que daría sentido, o ventaja, al comportamiento 'simpático' -todos a una- del grupo. Pero la cuestión problemática, insistimos, es que el holismo se manifestaría en forma de organización social piramidal o con jerarquía. Lo que deja completamente al descubierto la bolita del trilero - el macho alfa Iglesias o, tanto da, las distintas direcciones de Podemos- que, entonces, tras el profetismo igualitarista, antisistema, anticapitalista o populista lo que oculta, en realidad, es una organización de CASTAS: INJUSTA, PIRAMIDAL o JERÁRQUICA.
De ese modo, como auténticos trileros, la nueva casta, utiliza el holismo -por ejemplo en las redes sociales- y su enorme capacidad de manipulación, para pastorear, mover y motivar a los 'inconscientes' de abajo de la pirámide.