---------------------------------------------- 3CORTASY1LARGA

24 abril, 2016



EL GRAN IMPOSTOR...


... Es el que mucho "finge o engaña con apariencia de verdad".


¿Está ocurriendo? Eso creemos muchos. Por eso producen tanto rechazo las posiciones sobrevenidas de determinado partido político. Sobrevenidas porque que el ADN, el origen, de dicho partido es una mezcla de comunismo leninista rancio -ya un siglo de viejos fracasos-, de impotencia histórica troskista y del viejo e irredento anarquismo -antisistema- ibérico: 'Casi ná'.
ADN o naturaleza, al que ahora sobreponen un disfraz socialdemócrata: una especie de traje de camuflaje. El 'Gran Dictador', perdón, 'el Gran Impostor' queríamos decir, algo enterado en la truculencia política, sabe que en un país de la Unión Europea no puede descarar tales creencias originales, ni las prácticas del populismo venezolano con el que tantos lazos fraternos les une. Esa es una de las pocas cosas que saben bien. Lo cual, además, dejaría al descubierto la bolita del trile, por más que algún cátedro en economía, juezas alguaciladas o ilustres figurones, ejerzan -no sé si a su pesar- de tristes paleros*. Por eso se ponen el buzo socialdemócrata. Han entendido que es el disfraz necesario para entrar en casa ajena (la  de los socialistas, por si alguien no lo ha entendido claro) y quedársela o, al menos, desvalijarla: Tal que genios o doctores en políticas. El Gran Impostor, al menos, así lo cree. Si los de los otros tres palos andan a lo suyo: él, muy transversal, a lo que pille y donde pille ¿O no cuadra eso con el juego del trile?
Cinco millones. Más o menos: ese es el número de españolitos, tan cabreados o indignados, que no quieren ver, ni saber y, menos aun, recordar LA PEOR HISTORIA, aquella que siempre acababa mal, que decía el poeta Gil de Viedma. Recurrentemente, así nos hemos comportado durante los últimos tres o cuatro siglos, hasta acabar, poco menos, que como los apestados de Europa y en cuarentena en las Naciones Unidas a mediados del siglo pasado. Conviene no olvidarlo.
Esos cinco millones tienen todo el derecho a estar indignados y más, todavía. Tienen también derecho a perseguir una utopía, aunque estas suelan acabar en 'Un mundo feliz'. Pero, quienes somos más del 80%, tenemos, también, derecho a recordarles en primer lugar, que no vale todo, que es mendaz usarse de la buena fe de la gente a base de un populismo desvergonzado, que cambia de programa político o electoral una y dos veces por año o temporada, cuantas elecciones haga falta. Que su afán por darse al entrismo -canibalismo, en este caso- a cuenta de otros partidos, es absolutamente indecente. Puede que, todavía, sus cinco millones no lo quieran ver, pero lo verán. España no es Venezuela, afortunadamente los Pirineos -a tales efectos-ya no cuentan, y si ocurriera lo inconcebible, resultaría imposible que unos jueces venales invalidaran los resultados tan mayoritarios de unas elecciones. Sí, por eso miran a otra parte cada vez que se les pregunta por Venezuela o, ya forzados, responden con la boca chica.
El 'pobrecito escribidor', no olvida la aparición de ese populismo, ni el vaticinio de que, a fuer de izquierdismo, acabarían rompiendo la izquierda, seguramente en provecho de...
Tal populismo, que incluso llegan a celebrar, ha conseguido hacer de Venezuela un país inviable; hoy mantiene a Grecia en el limbo; en Brasil alcanza a más de un 50% de las Cámaras, donde un clase absolutamente corrupta juega alegremente a los golpes de estado; incluso en Gran Bretaña trata de confundir a sus nacionales con las consecuencias de la salida de la Unión Europea. De manera, que debe de tener toda la lógica que aquí, ese populismo, produzca -¿Interesadamente?-  semejante ceguera, como para no ver que el "inexistente" derecho de autodeterminación no puede ser café para todos -porque, calculan, da votos- cuando el mismísimo Obama no duda en venir a recordarnos que hay que sumar, que los que se separen o rompan, a la cola, a volver a negociar tratados y a perder renta. 
Algunos -de ese 80%- pensamos que hay una relación clara entre los ensueños del 'Gran Dictador', bueno, o Gran Impostor, y las consecuencias del desbarajuste provocado desde centro hasta la izquierda política, alimentando toda clase de imposibles, como los multiplicadores fiscales que, en realidad, pueden convertirse en multiplicadores negativos en la 'nueva' economía ; o los referendos de autodeterminación como café para todos y ¡Viva la Taifa!; por no decir que, mientras, el 'pequeño Gran Dictador' atrae la atención de los medios y de sus reiterados cinco millones de apoyos, el señor Obama, que dudosamente nos habría invitado a su encuentro con las otras cuatro grandes economías europeas, vista la inestabilidad electoral, pues... que tampoco nos invita. 

Nunca dudamos de las razones de esos cinco millones de ciudadanos para estar, incluso, bastante más que indignados. Pero nos resistimos a que la HISTORIA VUELVA A ACABAR MAL, a volver al tiro en el pie, a que cinco millones de ciudadanos quieran desconocer nuestra historia, a que una banda de trileros -las direcciones de Podemos- sigan engañando con una bolita que fue un fracaso, en todos los intentos, durante ya más de cien años. Así que YO TAMBIÉN ESTOY MÁS QUE INDIGNADO, PERO NO QUIERO VOLVER A REPETIR ESA PEOR HISTORIA.
SÓLO QUIERO QUE MI PAÍS SE ACERQUE AL NORTE DE LOS PIRINEOS, QUE NO A OTROS DESASTRES QUE TODOS BIEN CONOCEMOS. AUNQUE DESAIRE A LOS TRILEROS.




* Ganchos que hacen el papel de aparentes ganadores para atraer a los incautos. Tan viejos, que el mundo mediterráneo los conoce, entre trileros, hace más de dos milenios.

0 comentarios:

Publicar un comentario