Sólo en 1776, España entregó a los rebeldes norteamericanos cinco millones de dólares, 519 cañones de bronce con 35.000 balas y 1.200 bombas, 30.000 mosquetes, aparte de otros materiales, todo a cuenta de su graciosa majestad Carlos III de España.
Toda esa ayuda nunca ha sido reconocida y agradecida, mientras se reconocía por la que prestó Francia. Buena parte de ella se canalizó desde Luisiana, cuyo gobernador, el joven brigadier, don Bernardo de Gálvez, se disponía a abrir un nuevo frente en la lucha que mantenía G. Washington...
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