... Porque les da la gana, deciden que no pintan la fachada o que no pagan la luz. Tal que si fueran catalanes. Lo cual abre una discusión envenenada: quién puede o quién está legitimado para tomar qué decisiones. Los enfretamientostos bíblicos de Caín o de Esaú, después de todo, no fueron más que mitos con los que la humanidad fue aprendiendo a codificar los conflictos, que siempre lo son, por la decisión de quién tiene más o mejor primogenitura, es decir: "derecho". Eso de codificar los conflictos, pues, quiere decir: establecer reglas y guardar la quijada o el plato de lentejas. Y desde aquellos primeros tiempos del neolítico, en realidad, la pelea, de lo que trata es de qué, cómo, cuándo, cuánto y, sobre todo, quién pone las reglas. Como aquí y ahora entre la Rauxa y el Seny. O sea...