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18 abril, 2015



POLÍTICA, MANIPULACIÓN Y VíDEOS EN YOU TUBE...

Nada hay más cortesano que regalar al monarca...



De pronto la política se ha vuelto más convulsa de lo usual. Ha ya más de un milenio que, oportunamente, ocurre en la historia de este país. Ahora la querella vuelve a ser la Monarquía, que no la forma de estado. Sí, y no nos engañemos, o que no nos engañen; porque el contenido de una forma u otra de la Jefatura del Estado, hoy, se ha vuelto una querella nominalista: afecta al título, que no al contenido. Se llame, como se llame, al Jefe del Estado, sus atribuciones prácticamente son las mismas. A fuer de sinceros, habría que apreciar la diferente solución de continuidad; pero a cambio, la forma monárquica, en estos momentos aporta un plus de estabilidad, de presencia en el exterior -muy comercial, en ocasiones-, evitándonos una seria y ancestral querella doméstica que, no olvidemos, en el contexto político -del poder de verdad, y del futuro- de la Unión Europea, resulta inútil y estéril. Magro balance, en el mejor caso, para nostálgicos republicanos. para persistir en nuestros extravíos particulares. Como nación, digo. Siempre mirándonos en nuestro pares: uno no olvida que creció oyendo, en la escuela y en los medios de comunicación, lo de la envidia que nos tenían los gabachos o la pérfida Albión. Ya, ya.

Así que, no nos resulta sorprendente, ni extraño, que los modernos gurús, en política y aún en 'políticas', insistan en la bicha, en descabezarla. Porque, vamos a ver: si en la cuenta de pérdidas y ganancias históricas, económicas o de representatividad y legitimismo, no va haber más diferencias apreciables que, acaso, las sentimentales, habrá alguna intención en sostenella.
La hay. Sin duda: el 'ventajismo' político. La capacidad de manipular las emociones en procura de alguna ventaja en la pelea por el poder. Esas emociones -que la neurociencia actual define como un movimiento imperceptible, visceral y casi reflejo, del que no somos muy conscientes hasta que emergen ya, como sentimientos- fueron para  John Watson* el motor de la nueva industria de la Publicidad: Hace cien años, Watson, descubría que, en la naciente sociedad industrial y urbana, aquellos individuos que se adentraban inseguros en un mundo desconocido, estaban necesitados de ser aceptados, de empatía. Esa era la medida existencial de la soledad del otro y, a su vez, explicaba la necesidad de afecto, de camaradería.
Por eso, los promotores de movimientos sociales la usan -la industria de la publicidad, la manipulación- sin tasa; no hay mejor reclamo**, ni mejor reactivo, para una secta, una ideología o un partido político, que la capacidad de manipular las emociones. Tampoco importa si se hacen trampas, pues la reacción emocional, cuando arranca, lo hace desde inconsciente, lo que la hace más difícil de neutralizar; eso explica porque los impostores políticos, como los fraudes comerciales, solo suelen ser parados a "posteriori". Cuando el daño ya ha sido hecho.
Ese mecanismo -perverso-, es el que explica el interés de determinados líderes políticos por moverse en el plano de lo simbólico: los signos, los conceptos, definidos por un Stephane Hessel o un José L. Sampedro -desde la honradez intelectual-, y que hacen de catalizador de la indignación de un imparable movimiento social, atraen especialmente a los oportunistas que -condición humana-, usan de ellos, primero, para convertirse en los dirigentes, sin competencia, de esos movimientos, y después, para asaltar el poder-ese cielo metafórico-.
Pero el poder así alcanzado, nace viciado en origen: está mucho más cerca de los modelos totalitarios que de la democracia deliberativa, según la definió Hannah Arendt. Y aunque Laclau intente, ante la imperfección de la democracia, colarnos, legitimar, el 'populismo'; la realidad nos enseña que, la democracia tal como la hemos realizado -dos milenios y medio, que van en el intento- en occidente: imperfecta, lenta, plural, con poderes divididos, que se contrapesan y controlan mutuamente, se acerca mucho más al objetivo de ciudadanos libres e iguales en oportunidades.  En la misma medida que se aleja del modelo chavista, del jemer rojo o del coreano. No deja de haber algo indecente en el intento de confundir a las 'buenas gentes', a 'sus gentes' -ni que fueran Julio iglesias, con todos los respetos-. Pues, quién es ese Laclau. Lo vamos a llamar: "un manporrero" del los Kirchner o de los García Linera (blanco europeo y guerrillero pro-indigenista, sostenedor particular del gran aimara Morales), que nos propone un modelo que quizá tenga sentido en Sudamérica, tanto, como sinsentido en las sociedades europeas actuales. De manera que, hay que considerar un fraude mal intencionado, pero de trilero barato, el intento de ignorar la larga y sufrida tradición crítica -y aún revolucionaría- hispana: los primeros ilustrados como Jovellanos, los liberales, el republicanismo del XIX, incluso el persistente anarquismo ibérico; el regeneracionismo de Joaquín Costa, en algún modo consecuencia del 98; a Pablo Iglesias, Manuel Azaña, Largo Caballero, Max Aub, José Gaos, Enrique Díez-Canedo,  Ramón y Cajal, Juan Negrín, Severo Ochoa y, ya no digamos, a la generación del 56: Tuñón de Lara, Aranguren, Tierno Galván, Javier Pradera, Ramón Tamames, y, más tarde, Santos Juliá, Javier Elorza o Muñoz Molina, y tantos otros. Bastantes más, para que unos comprados, malamente, por cuatro indios "caracas", vengan ahora a inocularnos una fiebre tropical. Pues no, ese irredentismo no cabe aquí: Grecia se puede acabar entendiendo con los Chinos en el Pireo o, aún mejor, con los rusos; pero a nosotros, lo que nos queda más próximo, después de todo y de los romanos, son los visigodos, que venían de la isla de Gotland -tierra de 'godos' o 'gutar'- o sea: daneses (esto debe de ser mi lado pixueto). No. Preferimos el sentido popular, democrático, aún rudo, de los pueblos de derecho germánico: los Cáribes, Caracas, Bororos o Aimaras, estamos encantados en dejárselos a los antropólogos, incluso politólogos de cabecera, del inefable señor inMaduro. No sin pena de ver a la grey 'indignada', rebuscando entre los mitos una salida de la caverna. Pues toda la manipulación -simbólica o burda- de las emociones, de la indignación, todo el populismo, no llegaran para ocultar que con Laclau, o sin él, lo que en realidad pretenden es subirse a la burra, es PODER; por eso, inocentemente, se llamaron PODEMOS.

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*  John Watson, pionero de la psiquiaría en USA -en los años veinte-, se pasó al incipiente campo   de la publicidad, utilizando el bagage adquirido en el "conductismo" para la manipulación                   del comportamiento en la venta de productos a la primera generación consumista de                             norteamericanos.

**Son muy capaces de ofrecer un presente al monarca, con tal de robar plano, o de hacer las           américas en la Columbia University de Joseph  Stiglitz, para hacerse pasar por socialdemócratas.






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