MITOS GALAICOS, COMPLEJOS ASTURES Y...PROPAGANDA.

Esta mañana mirando por el nuevo ojo de Orwel. No por el Gran Hermano, no; por el Facebook; dime de bruces con Don André Pena Granha, bueno, más bien con una entrevista que le hacía no sé quién, no sé muy bien dónde. El prócer, figura como decano del Instituto Gallego de Estudios Celtas. Y para mi sorpresa, largaba que no veas...

No se me alcanza, ni los voy a investigar, los títulos del tal, pero sí se merece le desfagan algún entuerto. No vale todo, tanto si es de buena fe, como de buena ignorancia. No digamos si es de mala fe, de la política. No PODEMOS con ello. Algunos debían de cortarse un pelo, lo mismo en un pueblo, como por ejemplo Cudillero, en Galicia o en la mismísima Villa y Corte. No vale ser un listillo y darle al personal la ideología envuelta en el bocadillo. No vale ser Profesores de Facultad o Doctores en no sé cuantas cosas, para elaborar una pócima de propaganda política y administrársela -trofalácticamente, como por un embudo, sin darle opción, que diría el mismísimo Ferlosio- de manera que el paciente ciudadano no tiene la oportunidad de reflexionar, o sea de pensárselo por sí mismo, de contrastarlo con otros puntos de vista. No vale, en suma, presentar una tortilla de verdades a medias, que suelen ocultar una buena mentira, y manipular de ese modo al buen ciudadano, que quizá no sea doctor de la cosa o ni siquiera enterado en política, para provocar su adhesión, sobre todo, emocionalmente. No vale todo, porque, por ejemplo, eso lo hacían Hitler o Stalín, o lo siguen haciendo aún en Caracas, en Corea o -cuanto lo sentimos- en Cuba.
Largaba -el gallego- que no veas ...esta vez, en procura de vindicar la categoría de primera división celta para Asturias ¿Es que hay alguna duda del celtismo astur para tener que reivindicarlo de ese modo? No, más bien se trata de malutilizarlo para arrastrar pro domo sua a gentes bien intencionadas, que creen, así, estar apoyando una causa de lo nuestro, del "pueblo". Se trata, pues, de provocar acríticamente una identificación del malestar, de la indignación, más que justificados, con "nuestra" causa.
Esos listillos lo tienen clarísimo: manipular la emociones elementales de manera acrítica, sin oposición, sin contraste, sigue produciendo adhesiones inquebrantables, como las del "caudillo". O quizá como los caudillos bolivarianos. Pues bien, aquí, ahora mismo, siguen sin cambiar. Todavía funciona, da seguidores, pero más firmes, mas fieles, que los de Facebook.
Y para que esto no parezca un ataque injustificado o personal, en la sección pinceladas, dejamos algunas puntualizaciones sobres los mitos fundacionales nuestros...

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