---------------------------------------------- 3CORTASY1LARGA

21 noviembre, 2014



¿CONSTITUCIÓN?



La corrupción económica es la consecuencia del período de enriquecimiento más súbito y más insólito de nuestra historia; mucho más que el del oro americano; en el que, como no podía dejar de ocurrir, los Lázaros de Tormes no han sabido tenerse ante tamaño cuerno de Amaltea y, claro, le han metido mano, con el mismo fatalismo y fruición que un rijoso, en el oscuro, a la vera de la boba.
Por tanto, no se trata de batir el record mundial de Constituciones por siglo, sino de la estabilidad, de la porfía en adaptar, reformar, la Constitución, la economía y la realidad social del país. Sí se trata, del no al aventurerismo de llevarse por delante, a golpe de demagogia y oportunismo, el mejor medio siglo de toda nuestra edad moderna. Tiene razón -hoy en "el País", y casi siempre- Álvarez Junco*: hemos estado persistiendo medio milenio en despreciar “la experiencia de las reformas”, en arramblar con lo vigente y en construir un nuevo mundo, cual si padeciésemos una condena de Sísifo.
Por tanto, nos conviene asumir que:
ESTAMOS CONDENADOS A CONSENSUAR LA REFORMA.-como en el 78-. EL INTENTO DE IMPOSICIÓN DE UNA “CARTA” DE PARTE, SERÍA RESPONDIDO CON OTRA “CARTA” DE PARTE.
ESA REFORMA, POR CONSENSO -como entonces-, ES LA ÚNICA SALIDA A LA PAUTA DE RUPTURAS. Que son el desastre, la discontinuidad, de nuestra historia.
¡Elemental, queridos politólogos!
Porque, hablando de este “Régimen”, hay que reconocer que al Ejército de ahora, no lo reconoce ni la madre que le parió, que  dijo… no sé quién. Y a esta Iglesia, aunque se mete en las conciencias más de lo que nos gustaría, como dice Santos Juliá*, se le va pasando el arroz.
Así que, ¡Constitución! dicen ¿Cuál Constitución? Porque a la tataranieta de la Pepa , la vemos bien,  gracias. El que esté rijoso –decíamos- que se vaya al cine. Quizá, así, estos chicos se calmen un poco, que los que mentaba Tierno, nos hemos hecho muy mayores.
Tanto, como para recordar aquella tarde, cuando a la campanada de las 7,30, irrumpieron en la Puerta del Sol, algo así como 35.000 ”camaradas”, de los que  el Régimen -aquel, sí que lo era- nunca supo de donde  habían salido; o el silencio acre, crispado, en el entierro de los de Atocha, cuando el aire tenía olor a pólvora; con aquel “servicio de orden”, que tanto mosqueó a los "otros". Tanto, decía, que el general Santiago mantuvo el sable en la vaina.
 Entonces, así se miraban las dos Españas. Todavía. El miedo a la guerrilla urbana, o sea a la guerra civil de baja intensidad, estaba en el ambiente. Así que, de alguna manera, “juramos la rojigualda y la marcha real”. Y la denostada transición fue imperfecta. ¡Cachis! Pena de Monedero, o del otro.
Pero GENTE QUE SE HABÍA ESTADO MATANDO SE VOLVIÓ A HABLAR*. Por eso, rechazamos frontalmente que traten de eliminar el consenso constitucional. Habrá mayoría, a propos, y no nos importará nada como se autodeterminen, -Sole Tura, dixit-, los del tercero izquierda, los nacionalistas o las chicas de la cruz roja.
Entonces, demasiados entonces, ocurrió lo que ocurrió; una historia desastrosa, terrible; desde la contrarreforma, hasta la guerra civil; que diría Álvarez Junco*. Lo cual, determina el realismo -no mágico- como única opción: acordar lo máximo posible y lo mínimo necesario. Lo que no tiene nada que ver con el chorizo de Roldán, la miseria chapada en oro de un Jesús Gil cualquiera o las relaciones peligrosas de un Bárcenas. Y, hay que tener muy claro, que ni tales “próceres “, ni el secesionismo nacionalista son efectos de la Constitución del 78; no, son causas que tratan de romperla. No se lo pongamos fácil

“La Transición, en su sitio”: Santos Juliá y Álvarez Junco. El País 21.11.2014




0 comentarios:

Publicar un comentario