DESDE VIDÍO.

Al cabo de unas cuantas horas del llano de Castilla, asomarse al cantil de Vidío, es algo difícil de narrar. Al que viene de fuera, la impresión, le haría quedarse. Lo que ocurre, es que la vida, a veces, anda tan lejos. Pero sigue "tirando", como una especie de lazo ancestral, para el que no hay explicación, hay que llegar de "pur´í", y vivir esa sensación de ir acercándose al faro, y mirar al Oeste un día como hoy: la costa entrevista entre galeradas de blumas -uno, sigue nombrando las cosas como aprendió de guaje-, la línea del monte, como decía Cela, se pierde entre penachos de nube y agua, hasta acabar por no verse. El cantil de la costa, aparece y desaparece al amor del  viento, con la mar y el cielo entreverados, hasta no saber quién es quien.

Entonces, vuelves la vista al Este, hasta detrás de la mar de Cudillero, y si esperas solo un poco -hasta que empiece a anochecer- aparecerán los destellos desde la Punta Roballera, San Esteban y Peñas...más allá,  quién sabe...  quizá la tarde seguirá destilando melancolía. Luego, en la lejanía, por Salamir y Lamuño, se van encendiendo luces hasta la falda del monte, hasta las Brañas. En ese momento, sería imposible imaginar un mundo más allá: solo cabe la ensoñación... más atrás en el tiempo,  antes de la luz eléctrica, de los coches...de la barahúnda. 
Esa melancolía, le hace a uno recordar que se llama "Vivigo" -el antiguo (?) nombre del cabo, - y que sus ancestros, "Suárez", vinieron también de allí, a construir el muelle del Este, hace ya más de un siglo...y que además, viene  de la "Menenda", del ya olvidado "Campu Llopi", lindero con Belandres, cuyo primer señor, Jaime de "Inclán" el Mayor, en los albores del siglo XVI, casó con una "Menéndez", seguramente, familia del Adelantado, don Pedro, a su vez emparentado por babor y por estribor en Cudillero, también, con los "Marqués". Y que no falte de nada, además "Garay", que por la mar venían en barcos.
No es nada original, ni personal: pueblo de aluvión, así somos la mayoría de los pixuetos.
Pero Vidío, hoy, en medio del temporal del Oeste, provocaba esa ensoñación...sobre todo, si se está llegando de Babilonia-Madrid. Aunque la luz sea eléctrica, y no titile ningún candil en las Brañas. 
!Qué pena! Que ya sólo quede menos de la mitad de Cudillero. ¡O no! ¿Quién sabe?

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