..."bilateral, referente a las dos partes de un contrato". Era un palabro del que gustaba don Emilio Castelar, prez de la oratoria parlamentaria de aquella España deciminónica. El vocablo cobró fortuna con ocasión del pacto que proponía Pi y Margall -catalán, como su propia gracia indica- para llegar a una federación (Léase República Federal), al cabo del sexenio revolucionario democrático, que estabilazase la endémica precariedad patria (Entonces se trataba nada menos que de Monarquía/Repúlica. Voto "sólo" masculino/ o "sí" al femenino. Resolver, finalmente, el problema carlista. La secesión, entonces, de Cuba, Pueto Rico y Filipinas, después, independencia. Y la conjurada, en el último momento, independencia de Cataluña. Solamente.)
Visto desde ahora, parecería la crónica de un país que se volvió loco. De remate. Porque la politiquería bullía con una fuerza, digna del país más enérgico y activo. Tal, que el de los hijos de la Gran Bretaña victoriana de la época. Pero no se enteraron de nada. Incluidos los que podían tener razón. Vivieron una etapa más de las que siguieron a Rocroi y Westfalia.
Pero seguimos, sin enterarnos, subidos en la sinalagmática negativa: el ejemplo actual, de las dos partes del "no contrato", pone los pelos de punta; tiremos una foto a cada lado y, por un momento, no tomemos partido.
La Generalitat -en plena rauxa- oficia por correo electrónico, para evitar prueba que impida la impugnación del Gobierno -vicio de principio que excluye cualquier viso de legalidad o de reconocimientos posteriores-, a lo que suma, con descaro, presiones telefónicas a los alcaldes. Se entiende, que ya ni les preocupa guardar las formas, ni siquiera en la Unión Europea; ya sólo alcanzar una situación de hecho, con varios millones de votantes durmientes, amén de una grey bien pastoreada-adoctrinada por TV-3 y demás comparsas. Escocia y Canada ya quedan muy lejos. Lejísimos.
Y, a lo de los Pujol, con un "Tribunal Supremo Catalán", quién sabe, quizá le saquemos provecho mutuo, reciproco, o sea, SINALAGMÁTICO, ahora, sí.
Por la otra parte -no menos enajenados-, la inmovilidad es la consigna: el don Tancredo, pero de lado. Tan ajenos a la realidad, que consideran una excelente noticia "la retirada de la convocatoria del referendum". Pero, si les alimenta, más y más. ¿Es qué no lo ven? En el último lustro, el nacionalismo no tiene otro plato en la mesa, sólo crecen de eso. La "democracia deliberativa", el "no adoctrinamiento", se les da un ardite: el Honorable Más reivindica ¨la astucia " para enfrentarse - aunque ese no sería el verbo- al estado ¿Es que tampoco lo ven? Rajoy decide no hacer ninguna campaña especial en Cataluña, Quizá el dontancredismo nos haya dejado ya "incapaces". Esperar que Europa nos toree ese toro, es temerario ¿Es que el jefe del Gobierno se ha creído lo de la chaise longe del Peridis?
¡Qué falta de Seny/Sentido común. Este país no se lo merece del todo.
Y menos que acabe favoreciendo a los últimos "iluminatti", al nuevo populismo.
¿Tampoco nos enteraremos ahora? Pues resultó, y resultará, muy caro, no enterarse de nada.
La moraleja es demasiado evidente, pero se la recordaremos una vez más. No será una ruptura de suma cero: las PÉRDIDAS por ambas partes serán MUY CUANTIOSAS, y sin beneficios. Así que, Don Arturo, Don Mariano: "SE PONGAN SINALAGMATICOS". Uufff...vaya palabro...
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