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01 octubre, 2014



LA CONDICIÓN HUMANA. Hannah Arendt.

...Un día cuaquiera, apareció en pantalla este Blog. Y lo hacía contra aquellos gigantes: realidad desquiciada, falsos Monederos, sobrecomunicación y toda clase de ruido mediático político, pero en una sociedad de individuos bastante mal comunicados. Y lo hizo, con una intención manifiesta: todavía quedaban cuatro cosas sobre las que decir. Principalmente sobre la Libertad y sobre la Condición humana. Así que será un tema recurrente. Como las señales de un Faro.
Desde los griegos, entender la condición humana y la búsqueda de la libertad individual, son una constante en la actividad mental y cotidiana, de la humanidad. Son lo que se esconde tras las tres preguntas prometeicas, existenciales: quiénes (qué) somos, de dónde (cómo) venimos y a dónde vamos.
Desde aquellos primeros filósofos ya han pasado más de dos milenios y la humanidad no ceja en el intento. Se ha dicho, incluso, que en ese lapso fue capaz de un gran desarrollo -científico y técnico-, pero que en lo moral, en la eficiencia de la norma adecuada, quizá haya, incluso, retrocedido: hasta el extremo de desarrollar un poder de autodestrucción casi instantánea; después de todo, en tiempo geológico, en la duración del planeta Tierra, el efecto invernadero, también son dos días; pero incapaz de desarrollar el autocontrol -la norma- para evitarlo. Dramático ¿No?
Pues esa disociación -esa manera doble de actuar- de la condición humana, es sobre la que nos interesa reflexionar. Lo haremos "discutiendo, dialogando", que no "siguiendo" el pensamiento de H. Arendt y otros.
H. Arendt entendía que los humanos estamos CONDICIONADOS, es decir, dependientes; ya que las "cosas" con las que entramos en relación, condicionan nuestra EXISTENCIA. Mientras que nuestra naturaleza humana, LO QUE SOMOS, es esencialmente invariante. No cambia. Es algo que somos para toda la vida.
Y esa "existencia" la repartimos entre actuar y pensar. La actividad es una condición -es necesaria- para existir: para conseguir mantenernos vivos. Lo que permitirá que pensemos cómo meternos en el problema que representa vivir: la perpetuación de la especie, el poder, la acumulación, en fin, cómo mejorar las condiciones de la..."existencia". Y colorín , colorado, este cuento, por hoy, se ha acabado.

Filosofar, puede ser un coñazo, y sólo en dosis pequeñas -como la homeopatía- lo hace útil o interesante para el común. Para nosotros.
Y filosofamos, porque entendemos que tanto, en un pueblo cualquiera, como podría ser Cudillero, o en un país, como España, es menester oponerse de la manera más radical al adoctrinamiento. Es decir,  para que los CIUDADANOS, no los SEGUIDORES, piensen, poco o mucho, pero por ellos mismos. No PODEMOS verlo de otra manera, porque no  puede ser.



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