Decíamos ayer...como H. Arendt planteaba, que somos en esencia humanos, condicionados por las circunstancias de la existencia. Pero esa existencia humana, para serlo, necesita como condición inexcusable la libertad individual: expresada en el tipo de vida individual pero también social. Y para que se cumpla esa libertad, se hace necesario el rechazo absoluto de las ideas totalitarias, excluir todas las formas de dictadura: nazismo, estalinismo...ya sabéis, etc.
Pero ese rechazo de los totalitarismos, a su vez, implica la exclusión, particularmente, del adoctrinamiento y sostener -quiere decirse de manera sostenida- la democracia deliberativa.
De manera que, en esa exclusión, están por desafuero propio: el caudillismo, exaltación del líder y otros mesianismos salvapatrias; las democracias con adjetivo: popular, orgánica, asamblearia (dirigida), etc; el control de los medios de comunicación. La tan humana sed de poder, en definitiva.
Finalmente por hoy, dos consideraciones de Filosofía" práctica: Deliberadamente, se dejó fuera de la crítica a las formas de democracia, a la representativa, que sólo tendrá solución en la práctica democrática continuada -aunque sea demasiado redundante-, y en la educación en "libertad", que no es lo mismo que "liberal". Hay una vara de medir muy precisa: Escandinavia, está mucho más cerca de ello que el Caribe.
Y la segunda, es la enorme duda que PODEMOS plantea(r): Son cien años, cien, de fracasos de un planteamiento determinado de cambio del modelo de sociedad- por decirlo así- y ha quedado más que patente, que los fracasos sangrantes, recurrentes, tienen una relación directísima con la incapacidad patológica para respetar la LIBERTAD INDIVIDUAL y la DEMOCRACIA DELIBERATIVA, y la renuncia al ADOCTRINAMIENTO.
Hasta mañana.
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