Y, tal identidad, no es producto -engaño- de mi desmemoria, sino de la genética. Constituye, ciertamente, lo que se da en llamar un "haplotipo": una combinación genética, imposible de producirse en dos individuos que no tengan relación genética directa.
Ese algo, indefinido, familiar, como perdido en el tiempo, seguramente, tiene que ver con que los Menendéz tuvieron casa solar en Cudillero, en la calle San José. Con que...construyeron y armaron barcos, en Cudillero, para la conquista de la Florida. Con que...aparecen en el Rol de distintos navíos de la época -por el Golfo de México-, marinos pixuetos y cudillerenses, según acredita el escritor avilesino Ramón Baragaño. Y con que su hemano -curiosamente Sánchez de Avilés- y el hijo de este -Alonso Menéndez Marqués-, sí eran de Cudillero.
Esa aventura de la Florida, está más relacionada con Cudillero de lo que habitualmente figura en las historias que, muchas veces, reflejan el interés del que tiene más poder. Y, desde luego, no se refleja con justeza el peso en esa aventura de los Menéndez, los Marqués y los Valdés, de Cudillero; que a la sazón, no tenía personalidad jurídica, es decir, municipal, ante Pravia o Avilés; que era, a quienes se consignaba la pertenencia de los naturales de Cudillero. Y de sus andanzas.
Sin embargo, en pleno siglo XX, quedaban en Cudillero, en San Juan, en el Pito, títulos de propiedad de herederos de Don Pedro Menendez, del que la historia sí dice: "tener parentesco en primer grado en Cudillero". Pero él, Don Pedro, era de Avilés: allí lo nacieron, casaron y enterraron. Ciertamente.
*Aunque, a decir verdad, hace casi medio siglo, servía en la marina un muchacho de Cudillero, que juraría, tenía la misma mirada...
1 comentarios:
Pues llamarunmi ya dicin que ye Riana
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